A escasos tres meses de su apertura y tras haber probado algún que otro caldo, a buen precio en el espacio que destinan al consumo de vinos y pinchos delicatessen; me surge la oportunidad de conocer como funcionan como restaurante.
El local en si, se encuentra en el barrio de Esteiro y se ubica donde, hasta no hace mucho, funcionaba una de esas tabernas de toda la vida. La reforma fue total, logrando un resultado bastante agradable; bien distribuido con un buen número de mesas en sala y una amplia barra con algunas mesitas en el bar. En cuanto a la decoración, se me hizo un pelín "modernillo" demás, pero, como ya he dicho más que aceptable.
Creo que se podría englobar dentro del estilo de algún que otro local de reciente apertura de la zona, como por ejemplo el Racó de Andrea; el cual también he probado. En el caso de El Buy se percibe algo más de equilibrio en su propuesta bar de vinos-restaurante.
Pese a que mediante un anuncio en prensa, me enteré de que proponen un extenso menú degustación por tiempos, muy atractivo (50 euros incluyendo maridajes), me decidí a pedir por carta. La misma, ofrece un número de considerable de entrantes, con un aparente buen precio y se reparte en un número de principales y postres más lógico. Digo esto por que al menos esa noche de viernes la única mesa ocupada era la que yo ocupé.
Para beber; uno de mis favoritos y en una añada difícil de encontrar en carta (que por otra parte no recomiendo tras haberla probado); un San Román (D.O. Toro) del '03 que me sirvieron un par de grados por encima de lo que para mi sería la temperatura ideal. Por lo demás tras enfriarlo y recuperarlo del enfriado; estuvo listo para el segundo plato.
No quiero pecar de quisquilloso; pero lo de la temperatura del vino, sobre todo cuando se trata de referencias que no son de consumo habitual, es la asignatura pendiente de muchos establecimientos y los enfriadores son utensilios nocivos, sobre todo a la hora de enfriar vinos tintos. La mejor solución para este problema se logra con una sencilla receta: cubitera, agua, hielo y un poco de atención.
Como aperitivo me sirvieron una rica tosta de musse de salmón con espuma de queso.No quiero pecar de quisquilloso; pero lo de la temperatura del vino, sobre todo cuando se trata de referencias que no son de consumo habitual, es la asignatura pendiente de muchos establecimientos y los enfriadores son utensilios nocivos, sobre todo a la hora de enfriar vinos tintos. La mejor solución para este problema se logra con una sencilla receta: cubitera, agua, hielo y un poco de atención.
El entrante lo había elegido para elevar el disfrute de un buen vino y lo logré a medias.
Un foie con orejones y ciruelas; que el menda prepara con un mid cuit caramelizado y en esta ocasión se trataba de foie fresco planchado.
Un foie con orejones y ciruelas; que el menda prepara con un mid cuit caramelizado y en esta ocasión se trataba de foie fresco planchado.
¿Por que digo que lo logré "a medias"?; pues por la foto apeciareis la desproporción entre el escaso foie y la abundante guarnición.Al plato no se le podría pedir mucho más por el precio. Solución; subir el precio y subir más la cantidad de foie. Ya se que es un entrante y no hay que servir medio foie, pero...
El plato principal , lomo de ciervo con puré de castañas, si fue un total acierto. Buen producto, bien guarnecido y con una estética espectacular. En cuanto al punto de la carne, la hubiese preferido algo menos hecha; pero no recuerdo si me habían preguntado como la prefería.
Tengo la teoría (un poco boba, lo se) de que en los sitios donde no te preguntan, la suelen servir perfecta y si me hubiesen preguntado seguramente les habría dicho que la quería "viva, que me camine por la mesa".
Para un fartón como yo supuso tener que pensárselo a la hora de pedir un postre.
Antes de pedir la sobremesa, di buena cuenta del San Román y el camarero eligió por mi. Debo decir que eligió bien; un exquisito milhojas de chocolate blanco. Me encanta el hojaldre, el chocolate blanco y en la voluptuosa textura en que lo preparan, todavía más.
El Buy; local recomendable, aunque por lo de ahora se los ve más rodados en la vinoteca, que como restaurante. Quiero remarcar el hecho de que en el comedor, sólo estaba ocupada mi mesa y sólo disponen de un señor para atender barra y sala. No quiero decir que estuviese mal atendido; pero si la sala se llenase hasta mediar el aforo no se yo, no se yo...
En caso de volver para disfrutar del menú degustación que ofertan, volveré a contaros mis impresiones. Ciao!