sábado, 26 de marzo de 2011

A cociña do outono DANINLAND; (feixes de cogumelos).

O mis platos del otoño, que en su mayoría aparecerán inundados de setas y hongos frescos.

Platos, por lo general, fáciles, anárquicos, y de rápida conclusión, con algún disparate del que haréis bien en reíros; que nunca viene mal... 
- ¡Que aproveche!-

El Carpaccio de Boletus Edulis; tiene una fina y sencilla ejecución, si lo hacéis a mi manera:
Cortáis la seta finamente, tostáis lentamente un par de ajos aplastados y unas ramas de perejil, en un hilo de buen AOVE (bueno pero no muy potente; mejor hojiblanca, arbequina, o koroneiki).
Apagais el fuego; retiráis los cuerpos sólidos y añadís el resto del aceite que necesitéis para acabar el plato.
Cubrís el fondo de un plato o fuente con una fina película de ese aceite templado, disponéis los boletos por encima y cubrís con el aceite restante. Se acaba con un buen golpe de sal maldon y pimienta recién molida.
OPCIONAL: Chorro de vino blanco o limón en la mezcla.

 -AUNQUE PUEDA NO PARECERLO, ESTO ES UN PLATAZO, de ahí mi falta de modestia en el párrafo anterior-


Unos Bocaditos de Níscalos con Zamburiñas en conserva de La Pureza .


Los Coprinus Comatus; cuanto más sencillos mejor. La pasta es de DECCO.


Primer parida de la tarde; Patatas con Huevo, Chorizo y Crema de Lentejas. Vamos, que me aburría y practiqué una deconstrucción de lentejas jejeje.


Los Risottos con Setas y Magret de Pato se alegran con una ensalada con aliño de miel y unos buenos apliques de fiuncho en rama (hinojo).


 Parecido proceso al de elaboración de un rissotto es este plagio a una recetilla de Robin Food... pero observad que la base son unas lentejas con frutos secos y si, lo habéis adivinado; setas.
El color chungo de la carne, es por culpa del flash.


 Esto es un Tartar de Ternera, con Tartar de Boletus Confitados y Canónigos con Aliño de Mostaza en grano.


 Magret de Pato sobre láminas de Pera al Mencía, Orejones, ralladura de Chocolate (Valrhona 60y pico%) con  mi Aceite de Níscalos.


 Un Miniplato Combinado Deluxe.

Porco Celta sobre MI crema de Castañas con reducción de María Castaña.


Rematamos con un pescado; el lomo de este bicho de precio prohibitivo, pesaba más de cuatro kilos...Resumiendo, Atún Rojo a la Daniele...

El atún lo tenía en el congelador y me acordé de el gracias a los comentarios que en este humilde blog, suscitaron mi primera visita al Corral del IndianU.
La receta es muuuu larga; como muestra os cuento que esa quenele con textura similar al mus, viene de emulsionar ajo, aceite, las partes del atún responsables de que lo que se ve en plato, sean unos hermosos tacos, la gelatina extraída a una cabeza de merluza que también tenía por el congelador...
Ahora si queréis; no un atún, mejor un buen bonito, debéis seguir a pies puntillas esta gran receta de LA BARRIGA DE LOLO.

Veréis más recetas, con mayor protagonismo del mar, en próximas entregas...

jueves, 24 de marzo de 2011

Casa Marcial (Arriondas)

Casa Marcial es el "muerete de envidia" de la mayoría de los restaurantes y en mi opinión, merecido poseedor del biestrellato de la guia Michelin.
Se emplaza en un paraje sin parangón, 100% rural, rodeado de pastos, montañas, ganado, ocas, tranquilidad radical y un aire que da gusto respirar.
Este Edén toscamente descrito se encuentra a unos 5 Km del centro de Arriondas e incluye todo lo descrito anteriormente sin gasto alguno, a excepción del combustible, claro está.

Si os sentáis en una mesa con vistas al exterior no veréis el mar, pero tampoco lo echaréis de menos. Buscaos la vida para aparcar, si no sois muy cafres, se me antoja poco probable que una grúa aparezca para sustraer vuestro vehículo.

En un ambiente que discurre entre lo típico-campestre y el lujo; casa Marcial dispone de dos salas, una en planta baja y otra en la primera planta de esta casa de aldea (tampoco me atrevo a describirla como enxebre...), reconvertida en restaurante, que ha sufrido un dulce encuentro con toques de modernidad en su interior (exteriormente posee un letrero que raya en el exceso). 
Un espacioso y luminoso hall, con previa terraza cubierta; que dispone de una pequeña barra, conduce por una escalera a la sala superior o continua de frente al comedor de la planta baja, que fue en el que servidor se sentó a deleitarse de la cocina del chef, Nacho Manzano.


La sala está dominada por el  ambiente campestre; vigas de madera a la vista, una chimenea con forma de hórreo calentando el ambiente y un suelo con enmoquetado rústico de fibra naturales; el techo contrasta con la madera de las vigas con un lacado en un acertado tono hueso-crema y una serie de fotografías de gran tamaño, alegran la sala.
Mantelería al nivel, con una cuidada vajilla y cristal Sapangueilou, animan todavía más,  a disfrutar de una imponente carta de vinos que acoge diversas D.O. de toda la península (aunque no recuerdo referencias lusas) y se surte de cantidad de vinos extranjeros, sobre todo en blancos y espumosos.
Una carta sólida donde las haya, que además se ve desprovista -al menos a simple vista y desde mi conocimiento- de exageraciones en los precios.

La carta de comidas no se queda atrás y con ella se anuncian sorpresas de lo que NO se dispone y de lo que SI se dispone a mayores de lo escrito.
Como la mayoría de los lectores sabréis, el mar no siempre trae un pescado, ni el campo una carne de primera y lo lógico, lo ideal y lo ético es que, siendo así no llegue al cliente en sitios de esta categoría -entiéndase bien y ya está-.

Si la descripción de un restaurante, fuese un río fluiría como tal y a estas alturas debería discurrir en el personal que trabaja en la localización ya descrita y con las herramientas anteriormente descritas; pues bien, el servicio es sencillamente, perfecto en número y tanto en la limpieza con la que ejecutan su labor, como con la amabilidad de la que lo envuelven.

Tendréis, aparte de la carta, tres menús degustación a elegir; el gastronómico que dispone de tropecientos platos y se vende a 85 € + IVA,(no dudo que los valga)
otro más corto a 64€ + IVA y un menú tradicional a 44+IVA.
Yo me decanté por este último; lo cual, a quienes me leáis habitualmente os parecerá una novedad de la leche, pues suelo ir a lo más "IN" y a lo más completo.
Siento no haber probado esa rama de la cocina de Nacho Manzano, pero para nada me arrepiento de mi elección.

Este menú, que por su nivel y tratándose de un dos estrellas, podría considerarse LOW COST; comienza con un par de mantequillas de lo más cremosas y aditivas y un pan de enorme frescura y calidad. Este apartado incluye chapata, pasas y orejones y torta de aceite.


Un vasito  de "nosequé" (siento el olvido) con espuma de bacalao me sorprendió gratamente y me hizo temer que el nivel sólo podría ir en descenso, dado la profundidad y a la vez finura del mismo.

El carabinero que aquí veis se incluyó por petición propia y no he podido estar más acertado. Fuera de menú había un foie de lo más tentador, pero el mar y la mayor rotundidad de sabor, llegó de parte de este impresonante carabinero, cocinado a la perfección, con una tersura y unos jugos, como poco, pornográficos.


La torta de maíz con revuelto de la casa y las croquetas de jamón, hacen que uno sienta ganas de besar los pies de doña tradición. Esta imagen del interior de una croqueta hablará por si misma. Las otras dos me las comí sin cubiertos.


También parece que por si misma habla la foto de esta fabada; pero está todavía mejor de lo que anuncia su pintaza. Es la mejor fabada tradicional que comí en mi vida; la legumbre de primera, tenía un acompañamiento cárnico de primera y todo ello se había cocinado de...
Hago ahora un paréntesis, pues este bien podría haber pasado por el fin del menú, con tan sólo un café o infusión.
Las raciones dejarían KO al mismísimo Obelix.


Pero aún faltaba por llegar el estupendo pitu de caleya (pollo de corral) con un increíble arroz, de grano perfecto. ¡Que sabor!, comiendo esto, ¿como no van a ser mis crónicas masturbatorias?

El primer postre es un tocinillo de muscovado con agua de manzana, cristal de aceituna negra y rúcula. Finura, sabor, un total deleite.


El arroz con leche me pilló apunto de reventar, pero no dejé ni gota; así que ya sabéis si me gustó o no.


Con el café aún llegaron unos exquisitos petit fours y, tras el mismo, media copa de Gran Duque de Alba banda azul (XO). No era mi intención llegar a la embriaguez, si no disfrutar de algo de sobremesa y ayudar a mi estómago a digerir tan inmenso menú.


El lector atento se preguntará con que regué tan maravillosos platos; pues ni más ni menos que con Lapena 2006.

¿Un blanco?, pues si; retorcido como yo sólo, me encontraba sediento de un blanco con barrica y pese a que me tentó el país teutón; la morriña me animó a decantarme por este blanco de las bodegas de Dominio do Bibei. No me arrepentí; poco dado a los Rias Baixas que tantos paladares seducen dentro y fuera de mi tierra, me sentí muy a gusto con mi elección.

En fin, Casa Marcial roza la perfección, o al menos lo ha hecho en esta ocasión y me deja con escased de dudas de que abandone tal nivel, por lo que volveré en el futuro y seguro que volverán a cumplir.
No hubo fallos en esta velada; pero al igual que he hecho con los ilustres de mi tierra, tampoco dejaré de señalar el hecho de que no me hayan invitado al café.
El carabinero, se pagó a 11,50 + IVA y el brandy a 11. Con el vino,  pan 3€ y agua 3€ sumando una cuenta de 121,07; hubiese sido buen detalle y me habría ahorrado este último párrafo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Casa de Comestibles, en A Coruña.

Permitidme este "Asturius Interruptus"; pero no quiero morir sin relatar esta gastroexperiencia:

Menú.-


Pan de harina de espelta.
Pan de centeno, soja, trigo, malta y semillas (pipas de girasol, sésamo y linaza).
Snacks de empanada sin levaduras.

Mantequilla de albahaca y Aceite arbequina de la Boella.


SALMÓN SALVAJE "SOCKEYE" de ALASKA en tres preparaciones:

Tartar con toques de ceviche y jengibre (viaje a Perú).
Tartar con toques de fruta de la pasión y soja (viaje a Japón).
Tataki con toques de ajo y aceite mediterraneo...




Sopa de erizos de mar crudos con ravioli de salmón salvaje y berenjena.



Vieira GALLEGA asada con sésamo, champiñón, mollejas de cordero y caldo de pichón.



Dorada SALVAJE, braseada sobre su piel con arroz cremoso de chocos.



Terrina de foie gras en dos texturas, mus y micuit, rellena de guisantes.


Cerdo IBÉRICO DE BELLOTA, asado, pan con tuétano de vaca y salsa de trufa.


Postres.-



Falso membrillo de Mango con sorbete de Coco y Frambuesa.



Pan de espelta "reseso" hecho una torrija con tofe y manzana asada con helado de habas tonka.

Bombones de Manjari, de Ivore y de Guanaja.

No comentaré todos los platos; espero que el nombre de los mismos y las imágenes, den respiro a mis torpes dedos. 
Como el pan preparado en la propia casa, habla por si sólo, os contaré que esos snacks de empanada de simple apariencia, tenían un pleno sabor a empanada, pero eran tan ligeros que se deshacían en boca con pasmosa facilidad.
La dificultad del triple plato de salmón-¡por favooooor, ese sorbete de fruta de la pasión!-, la finura del Tataki y la perfecta fusión con esa especie de pil pil de ajo.... Si de emocionarse se tratase; podría haber pagado en este momento y haberme largado a tomar el aire.
El tamaño de la vieira, la complejidad del plato con tantos elementos, todos sin fisura en punto o temperatura y sabor, sabor, sabor....
O la mejor Dorada que comí en mi vida y punto pelota; que continuaba con una terrina de foie diferente a cuantas haya probado (y he probado...).
Que no se me olvide la sopa de erizos y un largo etc, que formaban un plato que expresa a la perfección mi tan reiterado concepto de FINURA
De nuevo finura encontramos en el falso membrillo de mango y no os cuento el sorbete de coco - uno de mis sabores favoritos, que encuentro desplazado e incomprensiblemente desprestigiado en paladares ajenos- agraciado y bendecido por la Francisco Jet.
En la torrija encontré temperatura, y una combinación de sabores de lo más golosa.
Son dos postres sin mi amado chocolate, pero creo que nunca me ha gustado tanto este apartado en CDC.
Aunque sin duda lo que más profundamente me ha tocado del menú ha sido el exquisito cerdo ibérico, con la impecable escolta de un orejón, una tosta de tuétano y una salsa de trufa  irrepetible.
Si quiero imaginar la cocina de los grandes entre los grandes (y no se por qué pienso en Francia), en dicha imaginación está una salsa tan fina, tan hábilmente ligada y tan plena de sabor. Le comente al chef, lo que me había impactado y sacó el pecho justo para comentarme que se había colado unas cuatro veces. 
Con ese brillo y esa limpieza me creo cuatro como cuanrenta refinados; chapeau, maestro.

De beber, tomé una manzanilla, que llegando a la vieira, dio paso a la apertura de un vino glorioso; el Clio '08. El ensamblaje de uvas resulta en un vino delicioso, con el que es complicado aburrirse y que esconde demasiado bien los 15,5º que marcaba la etiqueta. Debí haberla ojeado antes de dejar la botella prácticamente "caput".

Tras un par de cafés, necesité un armanag, para digerir tanta calidad y cantidad de comestibles. En un cálculo rápido, se me antojan 200/300 gramos más de producto que un menú degustación gallego standart.

Recuerdo a Wim Mertens sonando largo y tendido mientras degustaba lo arriba relatado, como parte de la banda sonora de una catarsis emocional, que me cuesta explicar. Tratar de explicar la emoción es algo  difícil para cualquiera, para un "lestrán" como el escribe estas lineas lo es más, o directamente es imposible; pero como me he tomado un par de copas de PALO CORTADO  y sin que sirva de precedente, ni ejemplo:
A quien se le haya asomado una lagrimilla por el ravillo del ojo y sus pelos se hayan puesto como escarpias con el Boock Of Saturday de King Crimson, un tremebundo sólo de guitarra de Mike Stern,la cálida voz de David sylvian,  la rabia vertiginosa de un sólo de batería de Terry Bozzio, Nina Simone, The Mars Volta en un viaje solitario, de noche por una autopista, o el que sea que os guste... empezará a ver algo.
Quien haya recibido el regalo oportuno en el momento idóneo y de un ser querido...
Quien puesto de lo que sea, haya entendido a un semejante en un simple cruce de miradas (¡ay la "nutrición del espíritu"!; por que derroteros nos ha llevado a algunos...).
Quien se haya sentido cómo en silencio; mientras la mirada de sus amigos se perdía en una lluvia de estrellas.
Quien haya vivido estas y otras situaciones de índole similar; se habrá emocionado. Quién las haya vivido y no haya exeprimentado emoción, es una piedra y no sabe leer, o sea que ¡fuera de la carretera!
 Esos calambrazos que atraviesan nuestros cerebros, en forma de euforia, nostalgia, desconcierto, alegría, ansiedad, pena... todos esos elementos y muchos más forman las emociones que a su vez desembocan en empatías, apatías o indiferencia si son nulas.

Por si alguien lo duda, podría seguir, pero pocos desearían haber leído lo que yo considero una emoción y a lo mejor, prefieren datos más tangibles. Un rápido vistazo a mis anteriores visitas a CDC , transparentará el inconmensurable nivel de calidad que ofrece el restaurante de Jordán & Cía. Si habéis comido a este nivel sin tener que arrimar 20 pavos más, que los 42 a los que se vendió este menú degustación (bodega aparte), me decís donde y allá voy. Ya no voy a poner como condición que dicho menú tenga que salir de una cocina como la del sr. Jordan; por que ya no me creería nada y de ingredientes 100% saludables, ya ni hablamos...

Podeis pinchar sobre los siguientes enlaces, los cuales conducen a los diferentes menús que tomé en CDC y en los que no hallaréis repetición de plato alguno:

VISITA 1               VISITA 2

VISITA 3               VISITA 4

Para bien o mal, he dicho.

domingo, 20 de marzo de 2011

Desayunando en El Trechal; municipio del Parres (Asturias)

Si en mi reciente viaje a tierras asturianas por motivos evidentes, repetí visita al mismo restaurante; repetí también alojamiento. Ya he hablado de El Trechal en una ocasión anterior, pero me había quedado la espinita de plasmar los fabulosos desayunos que allí se ofrecen.

Julia & familia me dispensaron un trato de primera y con tanta amabilidad, que por momentos me sentía sobrepasado. Como ejemplo de ello, me centraré en uno de sus puntos fuertes; el desayuno.
Mi llegada a El Trechal, sucedió con cierta prisa; tenía 15 minutos para ducharme y llegar a Casa Marcial (próximamente en las pantallas de sus PC); así que tras los saludos previos, sonó la siguiente frase: 
"Oye Dani, no me acuerdo de que habías desayunado la vez anterior, lo digo para no repetir..."

Así como lo leéis; en estos dos últimos días en los que permanecí alojado en Fuentes; desayuné dos menús diferentes y los dos de campeonato. Recuerdo unos brioches del primer día, rellenos con queso azul,  cubiertos con pasas y miel que estaban muerte, amén de las tres confituras CASERAS (tienen una de naranja de arrodillarse); varias tostadas de pan; aceite, mantequilla, unas pastas que no puedes dejar de probar por lleno que estés, zumo de naranja recién exprimido, café, infusión...
En la siguiente imagen, veréis el último de los desayunos; ya distinto al del día anterior, con una tarta de queso con miel y nueces y unas barcas de queso azul como protagonistas.


Me parece que un banquete matutino de tal magnitud, merece un post; pero si vais os acordareis de mi, cuando desde la cocina una voz os diga: "¿Si quieres repetir algo?, lo que sea, tu avisa."
Os creeréis que con un par de frutas a media tarde, no necesité comer nada hasta la cena relatada en el post anterior...

domingo, 13 de marzo de 2011

El Corral del Indiano, Arriondas (Mon amour)

No intentaré -tampoco en esta ocasión- que la mesura acerque esta crónica a la sobriedad; de hecho comienzo a escribirla con los Electric Masada de John Zorn, sonando de fondo (podréis ver un pequeño extracto al finalizar el artículo).
El caso es que, tras salir por segunda vez de este RESTAURANTE, me inclino por pensar que no podré contarlo, si no utilizando una visceral eyaculación de palabras; con lo que al lector no le vendría mal tener una palangana de manzanilla fría; para aclarar la mirada tras la inmersión en esta charca de fluidos y visceras de orgánica procedencia.

Lunes noche 22:10; hora ideal para que, nada más poner un pie en el maravilloso hall del Corral, la camarera me reciba y me acompañe a indicarme cual es mi mesa, en la que me acoplo a la perfección sin saber como es que ya me encuentro sentado, libre de mi abrigo y sonrriendo con gesto bobalicón. ¿Tiene esto alguna importancia?; puede que no mucha, pero a veces anticipa algo de lo que depara la velada, antes siquiera de tener las cartas en la mano.
La maldición DANINLAND se cumple de nuevo y el local no tiene ninguna otra mesa ocupada, pero Jose Antonio Campoviejo aparece para saludarme y para recordarme que estoy sólo, pero estoy en casa.  Bella filosofía que otros llevan por bandera, pero que yo no he sabido captar en mi persona; en cambio aquí si me siento arropado, el una acogedora burbuja que me protege de mi agorafobia.


El chef propuso menú degustación y servidor se dispuso a su disfrute. El maestro manda, así que sin más dilación:

La misma degustación de sales, panes y aceites de la visita anterior, comenzó a adornar una mesa ya de antemano vestida con gusto. Mantel, vajilla, cubertería y copas de primera, acompañan a la perfección. También el fondo musical cumple, ¿fallarán los platos?

Comenzamos en mayúsculas gracias a esta xarda con fresas, chutney de cebolla, fresas asadas, sobre manzana texturizada; que es una suerte de geelé que arropa el plato con su toque de acidez y frescura, muy en contrapunto con el chutney y más que acorde con la fresa asada en el punto perfecto y la fantástica xarda.   Hablamos de un plato que no debéis aguardar encontrar en otro menú, pues lo más probable es que este se torne en decepción; un plato que de sobresaliente asciende a sublime, entre otras cosas por las pequeñas gotas del potente aceite de vainilla que apreciaréis en la imagen.

Anchoa y queso de cabra afinado en ceniza, si en la anterior ocasión no me resultó un plato conquistador, en esta me dejó flipado. La anchoa era mejor, el puré de pimiento le daba mucha más vida y la crema de queso, en fin ¡que queso!

Hasta aquí, acompañé el menú de un amontillado de LA BOTA "la bota no"; que es la creme de la creme de los amontillados; menos fresco, más profundo, super redondo, exquisito y para pocas ocasiones, dado su elevado precio - que no to van ser flores y pompas-.

Acelga ligada con pan y aceite, gel de verduras liofilizadas. De sutiles sabores y suaves texturas; creo que se podría definir el plato  como una JoseAntoniada por la extraña magia que el cocinero obra sobre ingredientes familiares en presentaciones galácticas.

La ternera eco atunizada en un Remake de Vitello-tonatto, se halla en mejor posición en el menú; pues tomando estos impresionantes tacos de carne sobre crema de alcaparras, no pude dejar de alucinar ni un momento. De indescriptible textura, el plato tendréis que ir a probarlo in situ. A mi se me antojó como el steak tartare del siglo XXI;  incongruente por ser un steack tartare de cuchillo y tenedor, pero genial a todas luces.

Interiores de pitu, ostra y papada ibérica; en grata compañía de unas almendras tostadas. ¿Que decir?; tanto orgasmo sonará a fingido; pero si el chef me dijo en tono socarrón que este es "un plato para pensar"; he de sentenciar que desde luego lo es para emocionarse, por la conjunción y profundidad de sus sabores. ¿Me habría pillado a contrapié en la anterior ocasión?
Resumo el párrafo; emocionante, orgásmico.


Menestra de cardo, pencas, alcachofas y almendras, liderada por unas imponentes láminas de trufa y una yema al punto. Impresionante sabor, la textura ya no me agradó tanto; quizás demasiado cocinado. Un 9 sobre 10 en la escala de MI gusto.


Tortilla cremosa de trufa an whisky; ¿voy a flipar a estas alturas con una omelette gabacha?, pues si la verdad, más si se acompaña de ese fondo de gusto que me resultó azafranado. ¡Ojo! juraría que llevaba azafrán, pero en su día también hubiese jurado que la gelatina de vermouth rojo con la que Pepe Vieira escoltó uno de sus platos era de canela...



La versión moderna del pote; se queda con lo mejor de la tradición, sublimado por un cocinado contemporaneo. A escasos centímetros de su famosa versión de la fabada, este plato marcó una época en El Corral del Indiano.


Faberiques con oricios. Fabes que no son fabes y que estando de vicio; no lograron rivalizar con los oricios. ¡Por Diós, pedazo erizos!!!

Salmonete asado, esencia cremosa de mar, tratada como una sopa de hígado. Que potencia de sabores, que gran producto es el salmonete (aquí da lo mismo lunes que jueves) y que pedazo de plato de presentación minimalista, de sólo dos elementos, más una fantástica torrija. "De verdad que tras comer aquí, cualquier comida me parecerá insípida" recuerdo haber pensado mientras degustaba este plato de levantarse a saludar.

Pichón asado en salmis, con cremosos de gamoneu y galleta de sus interiores. O de como me pierde la lengua y también mi torpe pluma. Si habéis leido mi crónica del Sant Pau, habréis leído por el pichón allí degustado, "IRREPETIBLE". No es del todo mentira, pero si en mi paladar las aves de carne roja con cerezas o similares y más si todos los ingredientes son de la calidad de los utilizados por la sra. Ruscalleda, son algo insuperable. Pues bién, insuperable, no quiere decir inigualable y este pichón combinado con otros ingredientes opuestos, lo consigue. El cremoso de gamoneu intensifica el bocado de una carne de enorme sabrosura, cocinada a la perfección y que encuentra un contrapunto dulce en la galleta con sus interiores.

Magia potagia, los platos soportan sin decaer en temperatura, en un menú que llenará panzas y glorificará los paladares de los más exigentes. Me quito el sombrero, sr. Campoviejo.

Queso artesano de leche cruda de vaca; para más señas el Rey Silo. Nota de cata; ¿sabes ese queso que te gusta, pero que no le acabas de dar con el tema?, entonces comes, por que te pide comer más y continuar hallando y averiguando sobre el mismo, por que tiene fuerza, pero al tiempo es sutil; por lo que comes un poco más y cuando llevas dos quesos y medio le empiezas a pillar el royo... pues eso, ¡quiero más!!!
La quenelle de membrillo con minitostada de pan, recuerda que nada se deja al azar; el cocinero rubrica cada una de las preparaciones.

Chocolate frito con helado de mantequilla tostada. Como ya lo he comentado en la anterior ocasión, no os doy más la chapa. Tampoco lo haré con el fantástico, completo y laborioso pettit four.

Del pichón para aquí me bajé media botella de un exquisito, Pago de Florentino; un vinazo de múltiples aromas, muy bien engranados que aporta toques de fruta, pero sobre todo de gran mineralidad, por lo que me resulto fresco y divertido.

Entre medias me plimplé una botella de riesling, un  Kerpen de cuya añada me quiero acordar pero no lo consigo; que acompañó y que me agradó pero sin llegar al enamoramiento. No es el tipo de riesling que tanto me suele flipar; me resultó un pelín opaco en nariz. Un Lapena hubiese ido mejor, para mi caso en concreto.

Por último decir que el trato en El Corral del Indianu es, no impecable, si no excepcional y con todas la letras.
Así que ya me diréis por que no estáis haciendo las maletas para pasar un finde en tierras Asturianas.

Se que en Asturias hay cantidad de buenos restaurantes, que no he probado y seguramente me encantaría hacerlo; pero para que observéis mi devoción por este en concreto, os contaré una perversión que intentaré llevar a cabo:
Cena con menú degustación con el 100% de salados con pescado como producto principal y comida con idéntica proporción de carnes. ¿Aceptarán el reto?, no tendría más remedio que volver a Arriondas y establecer una delegación de DANINLAND jejejejeee


Ahí os dejo -al más puro estilo de La Barriga de Lolo- con un trozo de sana locura a cargo de los anteriormente comentados Electric Masada de John Zorn; que han sido la banda sonora con la que se ha escrito este montonazo de palabras y palabros.