domingo, 12 de febrero de 2012

Champis a mi manera y su "reciclaje".

Este amago de receta que os daré a continuación, la suelo aplicar para alegrar los típicos champiñones que venden en el super; pero ni que decir tiene que si disponéis de unos champis silvestres u otro tipo de hongo o seta -sobre todo unos de carne compacta, como los boletus-; mejor que mejor. Lo que me gusta de esta preparación, es que de verdad se disfruta la textura de los champis; pues elaborados de este modo, poseen mayor mordida... ...vamos que se vuelven más "importantes".

Es una receta abierta; podéis restar o añadir ingredientes según vuestros gustos, o según lo que os aguarde en el frigorífico. Eso si, evitad a toda costa, añadir los tacos de fiambre de pavo que yo utilicé en el primer caso y comenzar con unos lardones de bacon, tocineta, incluso salchichón o chorizo.
También existe la opción de rematar con unas lonchas finas de un buen jamón de bellota, que sudarán con el calor de la preparación y lograrán que el único arrepentimiento posible, sea el de lo pronto que se acaba lo bueno...

Empezamos por reunir los ingredientes; con esos que veis en la foto; ya tenemos un comienzo. La miel y el té participan sólo como figurantes.


Se corta el queso y se pone a calentar cubierto de leche entera o nata. El fuego ha de ser lo más tenue posible; de forma que no llegue a hervir. Una vez hecho esto, lo que yo hago, es picar los vegetales y saltear los champiñones a fuego fuerte. Se trata de marcarlos, finalizar con un salpimentado ligero y reservar.



En la misma sartén se pochan la verduras. Cuando estén bastante avanzadas se incorpora en tomate sin piel y se finaliza el pochado. Por último subimos el fuego, añadimos los champiñones y algún alcohol -brandy, vino blanco, un fino o manzanilla irían que ni pintado...-.

 



Por último añadimos la crema de queso; que ha de estar ligada (recurriendo a la batidora si fuese necesario). Se deja reducir  a fuego medio y se emplata. Si os tomáis la molestia de rayar algo de queso, picar algo de perejil y gratinar la preparación en el horno; gozaréis seguro.



Por cierto; al final la Mel das Miñas Colmenas; intervino en el postre; además de un queso del país y unas avellanas. Gloriosa combinación, sin duda.


 Como lo mío es el reciclaje -disciplina que aprendí teniendo como base los tuppers que mi madre me donaba repletos de comidas varias-, estando en disposición de la la preparación anterior; obré, al día siguiente, del modo que veréis a continuación:

Hay que echar mano de unos buenos espárragos, un huevo y una porción de chorizo, jamón serrano, tocineta, salchichón...
Se separa la clara de la yema, reservando esta última y montando la clara con una pizca de sal y unas gotas de limón. Continuo presa de la merenguemanía, incluso en versión salada...

Con unos dados de chorizo ibérico, ligeramente tostados en sartén anti aderente; obtenemos una grasilla que aprovecharemos, para planchar la clara montada por ambas caras. 
Se tiran las claras al plato y se  procede a planchar los espárragos. Rematamos con la yema cruda encima de todo lo demás, añadiendo pimienta recién molida, unas escamas de sal y nos damos un pequeño revolcón gastronómico.

Los chefs modernillos bautizarían esto, como "Un Revuelto de Otra Manera", o alguna chorrada de esas...
Por cierto, esos espárragos navarros de lata; de verdad eran "cojonudos"...