martes, 28 de octubre de 2014

¡No es un timo...

...es un Timón!!!
Vengo de darme un espontáneo homenaje en el BAR TIMÓN de Jordán & Cía y no puedo menos que pararme a recomendaros que lo visitéis. 
No os perdáis los mejis por 3 piedrólares. Estos se acompañaron de un Ventura Godello.
Vosotros que preferís el ambiente acogedor, tranquilo y el buen gusto frente a la oferta preponderante -o reinante, si lo preferís-. 

Ravioli de remolacha con requesón y manzana acompañado con el Mencía de Algueira.
Vosotros -ustedes-, ladies & gentleman, que de cuando en vez os dejáis caer por este rincón para ver si su vago autor lo ha salpicado de más y más letras, que suelen dar pistas de donde pasar un buen rato.

Vosotros, estáis de enhorabuena, por que, Hij@s, en verdad os digo que donde antes no paraba ni Cristo, ahora se come como un Rey. 

Salmón Curado & Verduritas acompañado de Manzanilla Pasada La Goya.
A lo mejor ya lo sabíais, pero dar gracias por que sea yo quien os lo cuente y no la telegaita.

Helado de tetilla y membrillo. 
Hablando de tele, no tienen; ni tragaperras, ni futbulín... pero si dsipensan un trato exquisito, buenos vinos de la tierra y, ya sabeis quien cocina (E-L-P-U-T-O-A-M-O).

No me olvido del siempre reseñable hilo musical; así que os regalo un final musical:



Joder con en bareto...

lunes, 18 de agosto de 2014

Culler de Pau, ¡GRANDE!

Un domingo cualquiera deja de serlo, si se celebra su desenlace en Culler de Pau. Este restaurante se ubica en el paraiso mismo, también conocido como Reboredo y no hay más que dejarse caer por allí para que, tras un grato recibimiento, uno pueda sentarse a disfrutar del funcionamiento de un equipo excepcional que, dirigido por el maestro Olleros, logra las delicias del más exigente comensal. 

A día de hoy la propuesta es muy seria, incluso en cuanto al desembolso económico que supone y, más que nunca, merece la pena. Culler de Pau es ese restaurante actual que funciona a pleno rendimiento con una numerosa brigada de cocina y un equipo de sala a la altura. Si bien ya he dejado claro en ocasiones precedentes, la importancia de que este hecho suceda como un gozoso equilibrio, poder contaros una experiencia en la que la figura de un sumiller haya multiplicado la experiencia y ayudado a que los platos se aupen a la altura de sus acompañamientos líquidos. 

Por que, reitero que si algo tengo claro, es que lo jodido es comer tan tan bien que los platos sencillamente estén a la altura de las maravillas que salen de ciertas bodegas. Pues en el mundo al revés que tengo en mi cabeza, es precisamente el sumiller -o un tabernero comodiosmanda-, el que logra que las viandas se disfruten más. 
Lo bueno, si nuevo, dos veces bueno, decía el empalagoso-aunque a veces acertado- Julián Ruiz. En Culler de Pau he visto que la sala se expresaba en un lenguaje diferente, más actual, sin corsés-o con otros más sexys-... y me ha parecido atisbar la punta del iceberg en cuanto a la diferenciación.

No quiero convertir esto en un texto sobre la importancia del servicio; por mi parte tengo la conciencia tranquila, ya que desde siempre me ha parecido primordial, pero las -cada vez menos- veces en las que algo me sorprende y llego a comentarlo con algún maestro de sala, me ayuda escuchar de nuevo esa acertada  simplificación que se hace con los galardones de la Miguelín: 1ª estrella, la cocina, 2ª estrella, fusión de cocina y servicio, 3ª estrella, el servicio. 
Podría ampliar esta temática a tamaño novela -otros con menos culpa ya lo han hecho- pero dejaré los posibles errores de actitud del comensal y me adentraré de nuevo en mi última experiencia Culleril.

A esta altura de la película, los lectores fieles ya sabéis como me gusta que sucedan las cosas cuando me siento en un restaurante; ambiente relajado, iluminación adecuada... si además de esto, mientras acaricio el mantel veo como se apaga lentamente la ría de Arousa, ojeo una atractiva carta de vinos y veo desde mi clase de yoga en el comedor, un conflicto bélico en la cocina; eso ya es la repera y tengo que contarlo. ¡Si por mucho tiempo que pierda, por mucha pereza que me de y por lo nada rentable que me resulte, pero tengo que contarlo por que sencillamente no soy tan jodidamente egoísta como para no animar a los 4 pelagatos que os pasáis por aquí a que os dejéis caer por el Culler de Pau!

Paro de daros la lata de una vez  y os dejo en compañía de las fotos que explican un poco más de esta  GRAN experiencia. Veréis que como GRANDE, ha sido a la carta. Ojito, que repito que la propuesta es seria y aquí el pirao que escribe, trata de estar a la altura, aunque no siempre lo consiga...
Los percebes y las sabrosas olivas, Eidos de Iria, van a cuenta de la casa.
Platos con mucho curro, sabor, meticulosamente acabados y presentados. Deslizar el filo del cuchillo entre la carne de la vieira y llevarlo a la boca, uffff... ...en fin. 
Pularda, raza autóctona, diferentes cocciones, guarnición impecable, fondo suculento y un poco de maíz baby con un hostiazo de mantequilla muuuuy porno. Chapeau!
Helado, de remolacha, granizado de hierba luisa, sopa de frutos rojos... Flipante, aunque prefiero la versión anterior de este postre.
Premio para el Borgoña blanco y el tinto de Rías Baixas con el que acompañé los platos, aunque me quedo con que rematé esta velada por todo lo alto, con un Cognac de quitar el hipo. Culler de Pau me tiene ganado por su cálido acogimiento, por ese bello telón de fondo protagonizado por un azul eléctrico, salpicado de cálidos destellos anaranjados, por que el enorme trabajo de su personal se traduce en viandas celestiales y por que el trato que uno recibe invita a volver. En fin, que GRANDE, muy GRANDE.  

viernes, 27 de junio de 2014

¡¿Quereis caña?, pues toma CAÑETE!!!

Tengo un  nuevo gastromandamiento a la hora de visitar la Ciudad Condal; reservar un hueco en uno de sus rincones más concurridos por quienes se afanan en regalar a sus estómagos exquisitas viandas, deliciosos beberes, trato afable y ambiente jovial. Conseguir tan sólo una silla en la barra del BAR CAÑETE es un logro para el que habrá merecido la pena el empeño del comensal feliz y no me extraña que esté el local tan solicitado, una vez disfruté de lo que se cuece en el mismo.
Mesas corridas, barra y hasta un reservado. A saber los años que llevarán ofreciendo ese tipo de servicio que otros han tratado de reinventar con el toque cool como bandera. Aquí os presento a uno de los originales.

Poco que añadir, sólo incidir en la buena atención que dispensan sus trabajadores, pese al ritmo frenético que acusan, la buena selección de vinos y la interminable lista de manjares de los que se pueden disfrutar. De algunos de estos últimos, dejaré testimonio gráfico a continuación, avisando que entre ellos, se encuentra uno de los platos más fastuosos y suculentos de cuantos gocé en los días de mi vida y todo gracias a habernos dejado seducir por esa sugerencia del día, que en las casas decentes, suenan a música celestial.
En la tierra del pan con tomate.
Ensaladilla.
Steak Tartare.
Berenjenas fritas con miel.
Calamar relleno.
COLMENIILAS CON FOIE + REDIÓSSSSSSSSS (Sugerencia del día)
Croquetas
Alcachofas, mollejas, gambas.
Papada???

Y peaso canelón...

Todavía se probó algún postre que escapó a la instantánea, pero creo que para un menú apetecible ya hay fotos de sobras. ¿A que os molaría probar???. Pues anda, animaos; antes de que alguien sin escrúpulos escriba que es un local enfocado al "turisteo" y que no merece la pena.

domingo, 15 de junio de 2014

Restaurante Marcial (El bueno, no el de Asturias).

Parece ser que mis últimas publicaciones, además de espaciadas y escasas, son excesivamente especiadas y payasiles. En esta última, ni el título se escapa; ¿me habré desprovisto de mi seductor e intrigante  toque de elegancia, plasmado en unas cuantas crónicas aparentemente serias, o sencillamente he perdido las formas y no logro alcanzar un mínimo tono de respeto y corrección?.
La verdad que sin importarme demasiado como se reciben mis crónicas, sigo preocupado por la falta de humor que hallo en buena parte de la concurrencia. Al fin y al cabo, es reflejo del dramático, pero conformista malestar social que nos inunda.

En cuanto a los blogs, poco importa ya la reputación de los mismos; TripAdvisor Killed the Blogguer Star. Lo cual, creo yo, no desanima a los que escribimos básicamente para 4 coleguitas con afición por esto de que zampar sea una fiesta a la altura de las circunstancias. Se celebra la vida, lo cual es un asunto serio y no se pretende el beneplácito de extraños que no compartan esta filosofía; así que, sin ánimo de empañar alguna que otra justificada denuncia de malas prácticas hosteleras, uno trata de explicar la satisfacción y la alegría tras otra ola cabalgada con éxito.
Ese restaurante, colmado, casa de comidas, bar, vinoteca... en el que cuerpo y alma se nutren del trabajo de sus anfitriones, huyendo, aunque sólo sea por unos instantes, de las amargas preocupaciones del día a día que asedian a todo bicho racional.
Así que, para compensar mi habitual exceso de silencioso egoísmo, este animal introvertido y depresivo que soy yo, pasa a recomendar a sus escasos pero apreciados lectores, un par de píldoras  que han aliviado los males del agobio en más de una ocasión y digo recomendar, por que uno no es doctor y no está autorizado a recetar, que si no... ...el caso es que a mi me han ido genial.

Una cremita de aperitivo; apuntando maneras.
Vieira a la gallega -pero sin secar-.
LOS CANELONES (son de caza, o sea , que a esperar a la próxima temporada) NOSELOSPIERDAN.
No hay restaurante que se precie sin una buena selección de quesos.
Helado de vainilla, pera asada. NO FALLA.

El tejido con que los profesionales de Marcial han vestido sus cartas, hace que las opciones de errar, sean nulas. La ruleta ha girado en mi caso en unas cuantas ocasiones y siempre ha habido premio; buena cantidad de vinos de calidad a muy buen precio y buena selección de platos apetecibles, con la sencillez y la naturalidad por bandera. Así, a gusto, uno es arropado por la amabilidad y el buen hacer de su personal, para dejarse llevar en un espacio sin fisuras hacia el deleite de una buena comida, mientras un suave hilo musical trabaja para amenizar el sentido del oído.

Por todo esto, Marcial es una de mis guaridas preferidas, a la que seguramente volveré pronto a buscar cobijo; aunque es probable que no os lo cuente. Ya he dado pistas suficientes, así que en futuras ocasiones, mis experiencias en esta casa descansarán en íntimos y reconfortantes recuerdos.
El aperitivo, ese detalle que te hace la espera más amena y que da tiempo a que los cocineros puedan deleitar al comensal.
No recuerdo haber tomado una escalibada mejor en mi vida. Brutal. 
Secreto de cerdo Ibérico. Ya sabéis, queda entre nosotros ;-)
Helado de queso y frutos rojos.
Se me olvidaba, que, además de buen café, suele haber petit fours; aunque en la imagen sólo queden la mitad...
Ya sabéis, el auténtico Restaurante Marcial; en Narón, por si hubiese por ahí otro con el mismo nombre, o parecido...

martes, 4 de marzo de 2014

Restaurante MANSO.

Manso y tranquilo permanece últimamente este ciber-rincón; pero he de admitir que no por falta de experiencias dentro del ámbito gastromovida. Alguien dijo que los blogs como idea-concepto-tendencia-herramienta estaban muertos; concretamente lo dije yo en una inspiradora resaca de grado severo -putos gin tonics-. Así que en plan Danin Dead, vuelvo a largar renglones como si no hubiera mñn.

No cobro por esto, ni vivo del cuento; tampoco de chupar pirolas/chirris como much@s otr@s; así que libre como el ave que bla bla bla y el viento que sopla como yo sentado a comer, os narro mi experiencia en el Manso; gastrocasa Santiaguesa pilotada a los fogones por Alberto Lareo, que, junto con sus socios, está metido en el incómodo cajón de dar de comer y beber más que decentemente a quienes por allí se dejen caer -o al menos ese ha sido mi caso-. Me lo creo como un hecho habitual, viniendo de este caballero que vi años atrás cocinando en Casa Marcelo; tan joven, guapo y agradable él, cocinando carnes y lo que no son carnes. En el Manso es ayudado en barra por una señorita muy maja y un por un par de jóvenes camareros en sala -amén de todo el backstage que el menda no conoce- con la lección bien aprendida y con los objetivos bien definidos hacia el disfrute del comensal. 

No hay manteles de hilo, pero si un ambiente cálido y acogedor,  una bodega concentrada en un corto pero bien seleccionado número de referencias,  plasmadas en una carta en DIN-A3 (aprovecho para solicitar ayuda con mi fetichista pretensión de adquirir una de las que Casa Marcelo utilizaba ahí por el '09) y una carta de manjares con la carne de nuestra tierra como cabeza de cartel.

Escoltados con un As Furnias demasiado friki para acabar de encajar en mi torpe paladar (aprovecho para recomendar el Bastión de Luna, aunque no venga al caso; pero es que está de muerte), gocé de los siguientes platos:

De mano de unas aceitunas que, ojo al dato, no son Eidos de Iria; si no que están aliñadas en la propia casa, comenzó el banquete. Nada que objetar a las mencionadas olivas, pero últimamente están en todos lados. Por estar, hasta están en mi nevera; infaltables para acompañar mis amados Sherrys y alguna que otra birra, durante estas tardes-noches invernales. 
En fin, que no son Eidos de Iria, son Mansofacturadas en la propia casa.

Ricas las aceitunas recién salidas del granel, como antaño salían algunos aceites. Ahora con las leyes nuevas, sólo podremos aspirar a consumir aceites envasados en microrecipientes sellados -¡venga a gastar petróleo, a ver si lo acabamos antes de 2.020!-.


Un carnoso y jugoso salmón marinado; preparación que potencia lo mejor de este gran producto, pese a lo denostado del mismo, por ser víctima de múltiples mala praxis cocineriles.

Unos sencillos, aunque sabrosos gambones en aceite de tomillo para entrar en calor, antes de retornar al frío de mano de un fabuloso roast beef.



Eso si; el apartado salado remató en lo más alto, gracias a unas portentosas croquetas que no debéis dejar escapar si optáis por el acierto de visitar el Manso.


Remató la jugada con un postre fastuoso a base de pera, crema de vainilla y hojaldre.
¡Venga todo cristo a ocupar la capital gallega,  a comer al Manso, que amás de bueno es BARATO!!!
En una de estas vuelvo y me zampo un chuletón como está mandao. ¡Eah!