sábado, 30 de enero de 2010

Restaurante Chef Rivera

Veamos un ejemplo de que no hay bien que por mal no venga. Al día siguiente de haber cenado en el restaurante Olivo, amanecí enérgico en Padrón y tras una visita a la piscina municipal con sesión de sauna incluida, introduje la llave en el contacto del Danimovil para comenzar el viaje de vuelta a casa. El coche estaba prácticamente muerto a causa de que se me habían quedado las luces encendidas. Me dije a mi mismo "te tomas un par de vinos, pues parece que amaga encender y pruebas más tarde" y así fue; sólo que antes ya de entrar en el primer bar, vi de reojo, al otro lado de la carretera, el cartel de Chef Rivera. Ese fue mi primer impulso diabólico, el segundo fue una copa de vino y que mi carro seguía sin poder arrancar.
¿En que concluí?; pues en un :
"vale, ahora entre que llamo a la grúa y esta aparece, ya no llego a comer a la hora. Chef Rivera, ahí te voy!"
El local está situado en el centro de Padrón y aparte de restaurante; ofrece hospedaje; la verdad que está en una callejuela que no dice demasiado sobre el interior.
Se ha escrito mucho sobre este local, pero hasta que no se ve...

La cantidad de carteles y pegatinas con soles Capmsa, recomendaciones en distintas guías, etc sólo se supera con la galería fotográfica del interior del local, situada en el pasillo de acceso al comedor, en la que podemos ver fotos del mítico chef con las más variopintas personalidades, (que van desde Camilo José Cela hasta el juez Garzón , pasando por el mago Tamariz, una Miss Venezuela o JuanCar y doña Sofia) amén de premios, distinciones, autógrafos y reportajes sobre su mítico Chef.

Al entrar por la puerta principal nos encontramos el bar; bastante clásico y luminoso, al igual que el resto del local. He dicho bastante clásico y sí, es un pelín "clasicote" (incluso en los uniformes del servicio) pero resulta agradable, no le puede lo rancio de otros locales.

No soy demasiado partidario de los restaurantes con bar, pero gracias a que el comedor se separa con unos metros de pasillo, unos aseos muy completos y se enmarca en una cristalera y unas paredes plagadas de cuadros. Con esto quiero decir que en el comedor no se filtraban ruidos, humos, etc.
La carta de vinos del Chef Rivera es también bastante clásica, pero lo suficientemente amplia como para contentar a cualquiera. En cuanto a sus precios ni fu, ni fa; por lo menos no da la sensación de inexplicable sobreprecio de otros sitios.
Mi elección, un Mauro ( D. O. Castilla y León); ¡Ole por mi!, había superado al Maleoulos de la pasada noche a un precio inferior. El vino en si es profundo, muy juguetón en aromas y más goloso que potente. Aunque parezca mentira, no lo había probado.

La carta del Menú incluía un Menú degustación largo a unos 55 euros , creo recordar, y cuya temática era la por aquel entonces todavía vigente, temporada de caza; que con la de setas es mi favorita. De todos modos, escogí como opción comer por carta dos de las recomendaciones del día.

Como aperitivo me sirvieron una deliciosa crema de calabacín servida en chupito. Ideal para abrir boca, perfecto de temperatura.









El primer plato, unas zamburiñas frescas, fue un deleite de cabo a rabo. Las mejores y más ricas que probé en mi vida con una sencilla salsa con un delicioso toque cítrico y un punto perfecto. El producto hablaba por si mismo:


El segundo plato era tambien el segundo plato principal del menú degustación y también recomendación del día. No creo que halla en toda la carta un plato que me guste más. "Solomillo de venado con ciruelas asadas"; casi se me caen las lágrimas de lo impresionante que estaba tanto en la presentación, como en la cantidad, la acertadísima combinación de sabores y el punto de la carne P E R F E C T O. Se deshacía en a la boca como la mantequilla. Todo un festival al acompañarlo con el Mauro.

En uno de esos momentos de intenso disfrute levanté la cabeza y mi mirada se cruzó con la de la camarera que me estaba atendiendo, ella se dio perfecta cuenta de lo mucho que me estaba gustando el plato y no pudimos más que reírnos; la verdad que sobraban las palabras...







Para el postre, sin ya demasiado poder de decisión pedí que me trajesen el que más les chistase preparar en cocina.
A la mesa llegó un vistoso brownie con helado de yogur y frutos rojos. Bastante bueno.
Rematé con un par de cafés a los que fui invitado, como debe de ser y no hay más.

LA CUENTA:
PAN 1.00
ZAMBURIÑAS 13.00
SOLOMILLO 20,10
MAURO 40,30
AGUA 0,80
BROWNIE 6,08
CAFÉ INV. TOTAL+ IVA: 85,90