sábado, 24 de septiembre de 2011

Restaurante Culler de Pau, en O Grove, Pontevedra.

Os voy a relatar mi última visita -la segunda por el momento-  a este restaurante, de un modo distinto al habitual. Lo primero que haré, será ofrecer a los lectores, un par de confesiones al respecto de mis experiencias en Culler de Pau:

La primera es que me he utilizado de chuleta, a mi mismo; pues sentía cierto acongoje al enfrentarme con la página en blanco, para tratar de transmitir las sensaciones de mi última visita. 
Busqué mi propia entrada con pocas esperanzas de leer algo que me convenciese a mi mismo.  Creí que iba a encontrarme con un montón de errores e incoherencias en los que no tendría nada para agarrarme y contrariamente a lo que creía; no tardé en toparme con una frase interesante; " Javier olleros; chef del restaurante, realiza junto al resto de personal de cocina y sala un trabajo impecable".

Esto da pie a mi segunda confesión; ¿por que me alegro tanto de haber encontrado esa y otras frases similares? Por que mi primera visita a Culler de Pau, sucedió en medio de un agitado remolino gastronómico en el que, más que probablemente, no siempre habré dado en la diana, a la hora de contar lo vivido.
Honestamente, debo confesar que con Culler de Pau me sucedió algo curioso. A día de hoy ya no me cuesta tanto analizarlo y, como ya estoy acostumbrado, a confesarlo. El caso es que esa visita se me vino un pelín grande; como en su día escuchar cierto disco o ver cierta peli; que no supe aceptar en su grandeza. 
Por aquel entonces (creo que otoño del 2009); el restaurante llevaba muy poco tiempo abierto, era un habitual recomendado dentro del grupo y poseía una RCP, me atrevería a decir que insultante, teniendo en cuenta la materia prima, la acción sobre la misma, el personal de sala y el local, con todo lo que "local" conlleva; edificio con parking, impresionantes vistas, tranquilidad, mesas vestidas a la perfección, menaje...
De el menú degustación que disfruté en mi primera visita, podría cojer los platos uno por uno e introducirlos en un ranking (cosa tan mal vista por la pasma bloger). 
El caso es que la mayoría de esos platos estarían entre los tres-cinco primeros, de los que más me han gustado en mi carrera de lamepucheros y algunos como el aperitivo, la torrija, la crema o el pisto de setas y los pettit fours, estarían en primera posición.  Ha pasado tiempo desde entonces y muchííííiííííísimos restaurantes, así que, ¿¡que más puedo decir!?.

De un modo tan extrañamente virginal como ha sucedido, paso a contaroros mi más reciente visita (sep. 2011) a Culler de Pau


Tras un verano de reservas frustradas -me alegro de que exista un local de alta cocina con tal grado de éxito- un día en el que el tiempo -siempre el tiempo- corrió demasiado rápido en mi contra; comencé a hacer unas llamadas en busca de un restaurante en el que dar buen consuelo a mi estómago. 
Marqué el número de Culler de Pau sin demasiadas esperanzas e voilá; en esta ocasión si podría ser. 
Serían ya las 15:30 cuando entré con mi auto en el parking y me topé sin plaza alguna. Agarraos a este hecho, por que ha sido la única arista  (si es que se puede considerar como tal) en todo lo que duró la experiencia.
Sentí como un escalofrio cruzaba mi cuerpo, al situarme en frente a la puerta del Culler de Pau; el diseño del edificio  tan limpio, tan opaco, tan luminoso y bello, posee a la hora de penetrar en el mismo cierto halo de inquietud. Creo que, por algún motivo me recuerda a la casa del prota de Carretera Perdida; pero el escalofrío, no fue precisamente de terror; si no algo del tipo a lo que sentí entrando en el Sant Pau, o en El Corral del Indianu; algo así como  "vas entrar al cielo".
Nunca me ha sucedido esto, sin luego obtener un final de levitante placer, aunque bien es cierto que he tenido unos cuantos de esos finales sin previo escalofrío.

La primera cara conocida que me encuentro al abrir la puerta del comedor, es la del camarero. Algo que me produjo una alegría instantánea; pues en la anterior ocasión, su trabajo había sido, más que remarcable. Inundado por la luz de una tarde de septiembre con cielo encapotado, con el  susurrante silencio que  me encontré en una sala prácticamente llena; me introduje en esa especie de suave corriente  y me dispuse a ser llevado por la misma. 
Puede que me haya quedado un pelín rimbombante el párrafo anterior; así que explicaré el manual básico del disfrute, cuando YO me siento a una mesa en las circunstancias descritas. Se trata de dejarse llevar hacia el mismo; ni más ni menos que disposición.  Básico ¿verdad?; pero, ¿lo hacéis siempre?. Yo creo que no hay que rodearlo de filosofías orientales, karmas chacras, ni movidas de esas; aptitud y actitud hacia el disfrute, punto.

A continuación vereís unos platos de lineas tan limpias y definidas, que hasta os creeréis totalmente,  la desbarrada anterior. No he tomado el menú degustación, pero a las 15:35; todavía hubiese podido optar por él.
El aperitivo de la casa; ha sido una especie de salmorejo con helado de pepino. Perfecto.


Ensalada de tomate. Brutal y delicada a la vez.



Cocochas de merluza al pil pil, con algas y vinagreta con piel de limón. Impecable y abundante ración de este plato fuera de carta.


Helado de remolacha, espuma de coco e infusión de frutos rojos. Perfecta combinación de sabores y texturas.

Las bebidas, de mi tierra; a destacar el impresionante Coto de Gomariz Colleita Seleccionada. Uno de los mejores blancos que disfruté en mi vida. Estaba intentando no consumir alcohol en esos días; pero el haber ojeado la carta "por curiosidad" y el haber escogido esas cocochas, me pidió a gritos, la media botellita de la que di cuenta y que rematé en la comida del día siguiente, estando esta aún pletórica.

Sin perder las buenas costumbres, finalicé con café y un delicioso praliné.
Aguanté toda la entrada sin decirlo; pero lo voy soltar al final, a modo de despedida:

Culler de Pau; sensaciones tres estrellas -o soles, o tenedores, o planetas perdidos- ; por menos de 50 €.    
VOLVERÉ

18 comentarios:

  1. Tu volverás, yo intentaré ir. Cuando ???? vete tu a saber.
    Y como siempre muy bien descrito.
    Y ese Coto de Gomariz si que está rico, y el tinto que hacen espectacular

    ResponderEliminar
  2. Ola de novo, Daninland! O camareiro ó que te refires é un que é arxentino (ou das inmediacións)? Grandísimo restaurante, qué pena que estea tan lonxe... Un saúdo!

    ResponderEliminar
  3. Muy recomendable Ankabri; en la linea modernilla, pero muy bien traido. Si vas, seguramente flipes con las vistas; además no hay ninguna mesa que no te permita observarlas.

    No se si has visto una entrada que publiqué llamada Gomariz Experience. Tiene unas fotos muy chulas.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Moi boas Gastropontés; en efecto é un arxentino cun discreto ton "afrancesado" (ou iso nos pareceu a máis de un); moi agradable e moi profesional, que diría Manquiña.

    Para min a distancia é o principal erro, á hora de achegarme; pero ese día andaba preto e aproveitei.

    Non sei se probaches a torrada con xeado e café; pero si voltas e a teñen en carta, ¡pidea!!!
    Tamén traballan con requeixo da Capela. Bravo!!!

    ResponderEliminar
  5. Pois a torrada no a probei, pero a vez que estiven (hai máis ou menos 6 meses) desfrutei dun menú degustación completísimo (lémbrome sobre todo da carne, creo que foi unha presa ibérica que estaba deliciosa e no punto perfecto, e creo lembrar que unha vieira con ¿espárragos? espectacular). Dígoche o do camareiro porque a nós non nos quedou unha boa sensación con él, non por nada (sei que isto é inxusto comentalo, non tendo nada concreto do que queixarse), pero a nós non nos deu "bo rollo". Polo demais, un restaurante ó que lle vaticino recoñecemento por parte da guía gavacha en breve, e sería outro máis para a provincia de Pontevedra...
    PD: en canto ó requeixo, estás seguro de que se trata do requeixo de "CampoCapela"? Dígocho porque nas Neves (Pontevedra) tamén hai unha festa do requeixo. Eu flipei cando me enterei. Menuda coincidencia... Un saúdo!

    ResponderEliminar
  6. Por certo: esas COCOOOCHAS............MEU DEUS..........................QUÉ PINTAZAAA..............................

    ResponderEliminar
  7. Que ganas le tengo a este sitio,en fin......... no tardaré mucho.

    Como siempre, buen post Daninland.Lo que me sorprende -y yo no podría- sería comer solo, en un post de hace tiempo del blog de los dile ya lo comentamos , y yo ,perosnalmente, no me siento agusto.

    ResponderEliminar
  8. Gastropontés, como eu tamén tiven moi bo rollo co camareiro durante o primeiro xantar; pregunteille sobre a procedencia do requeixo e, en efecto, respostoume que de un pobo preto de Ferrol.

    Por certo; o requeixo de aquí, daralle como unhas mil voltas, a ese de ahí abaixo ;-)

    ResponderEliminar
  9. As cocochas, que eran de coitelo e garfo, estánche de morte. Ó nivel das que tomei no Azurmendi.

    ResponderEliminar
  10. Buenas ovetum, para mi eso de no compartir mesa es costumbre. Pronto sabrás (más o menos) cómo empezó por medio de mi último post de confesiones.

    El caso, es soy una persona un tanto extraña; pues no me suelen gustar las cifras pares para sentarme a la mesa y eso que he disfrutado y continuo haciéndolo, de grandes veladas en mesas de dos. Eso si, la mayoría de esas comidas no las reflejo en este foro; si no como con alguien de suma confianza, no se me da por quitar la cámara.

    De todos modos, vivo acompañado, trabajo acompañado... me encanta quedarme un viernes en casa videando pelis, o escribiendo algún post, o, si; saliendo a cenar sólo y ya no te digo nada, de hacer una escapadita de dos días por tu tierra.

    Mi carácter es sociable, a veces en exceso, cosa que estoy controlando pero también solitario e introspectivo, a la vez. Particularmente, noto más la necesidad de mis momentos de soledad; lo dicho, es mi crácter y procuro no pelearme con él.
    Te pondré un ejemplo de mi agenda de estos días:

    Este viernes noche cena entre amigos, para celebrar el cumple de uno de ellos.

    Sábado; comida con 179 personas más -vecinos la mayoría- y cena yo solito con una botella de GNEIS del 97, torta del Casar y tacos de salmón (en O Gaiteiro, la mejor vinoteca del mundo mundial).

    Tengo la mañana del domingo para mi sólo, por que esa botella de Gneis, no me dejó ni la mitad de destrozado que los cien cubatas que se bebieron mis colegas. Por la tarde empiezo a tomar cafés con estos, con el otro y con el otro más; huyo del futbol y aún tengo que reunirme para planificar un viaje para el finde próximo.

    Finde, en el cual me acerco con unos cuantos colegas a los Picos de Europe; para hacer una ruta. Espero pasarlo de putin bolo, pero también espero divertirme mucho, cuando arranque el siguiente finde, destino Arriondas y su Corral de las DELICIAS.

    ¡Ojo!, hay cosas que no soporto hacer sólo. Por ejemplo, jugar al tenis ;-)

    ResponderEliminar
  11. jajajaja, faltaría más lo del tenis, jajajaja. Te puedo llegar a entender pero ahora mismo yo sería incapaz, y se que suena raro pero tengo la impresión de que cuando estoy solo en un restaurante me está mirando todo el mundo; y cuando digo restaurante digo restaurante, no a una comida de trabajo rápida en cualquier sitio.

    Bueno, ya te queda menos para pasarte por aquí.


    saludos.

    ResponderEliminar
  12. ovetum; pues existe un hecho pendiente de análisis y es que a mi me cuesta muchísimo, comer en restaurantes de menú del día estando sólo. En serio, a veces me casco bocatas en la furgoneta con la radio de fondo, o me acerco a un parque, o zona con campito si cuadra cerca... todo por no llegar y pedir mesa para 1.
    Por otra parte, me encanta desayunar sólo; soy más raro que hecho de encargo.

    Acabo de recordar una anécdota en relación con una cena en formato "comensal solitario". Sucedió esto en un restaurante con un pequeño comedor que ya ha sido visitado por un par de asturianos ilustres (tu entre ellos). Yo tenía pactado un menú con el chef y ocupé la que yo llamo "mi mesa" ataviado con una cámara compacta, había además una pareja cenando y una mesa de 8-10 personas. Todo discurrió en un ambiente de lo más cordial, hasta que la mesa numerosa abandonó el local y la camarera llegó junto a mi mesa partiéndose la caja.
    Parece ser, que una señora comentó inocentemente al resto de sus acompañantes algo del tipo, "¿os habéis fijado?, debe ser un inspector de esos que se dedican a hacer críticas".

    Fijate el power de sentarse sólo en un RESTAURANTE, que con las pintas de "escapado" que me gasto, me tomaron por "un inpector de esos" jejejereee

    ResponderEliminar
  13. Bueno, lo de hacer fotos en los restaurantes de nivel últimamente es lo más normal del mundo. Lo que no es normal es hacerlas tan mal como yo. ;-)

    ResponderEliminar
  14. Toni; pues a menudo pez le vas a decir lo de las fotos chungas...
    He recibido tantos comentarios en contra de mi penoso uso de la cámara; que algunos ya ni los he publicado. :-( :-/ :-) ;-)

    ResponderEliminar
  15. Me alegra que les vaya bien a los de Culler de Pau; lo merecen muchísimo. Mi experiencia allí, como ya conté, fue estupenda. A ver cuándo puedo repetirla.

    Sobre esos comensales solitarios yo ya lo he dicho todo ;-) Curiosamente coincido en parte contigo en lo de los sitios de menú: me resultan menos cómodos cuando estoy solo. Claro que eso es porque son menos cómodos en general. Vas a lo que vas por razones prácticas, no buscas una experiencia confortable como en un "grande" (aunque sí comer bien). Todo ello no impide que sea tan pertinaz comensal solitario como en los otros, por supuesto. Pero ¿qué se puede esperar de alguien que defiende la antigua costumbre de las botellas de sidra a una por persona? Compartir, lo justo. Y eso generalmente no se cuenta, que la intimidad es muy valiosa.

    ResponderEliminar
  16. Jorge; han subido los precios, pero estaba más que cantado. Tienen el degustación a 40 y pico pleuros. Aún así la RCP es buena; de verdad que por las sensaciones en mis dos visitas, merece mucho la pena, el pagar el incremento.

    En cuanto a nuestro pertinaz comportamiento, vuelvo a decir lo que siempre digo; me encanta compartir mesa, si es con personas en similar sintonía a la mia; pero he descubierto a base de probar que el ejercer de comensal solitario, tiene grandes ventajas. De hecho, la principal desventaja -o la más común-, aunque quede mal decirlo; el el incremento en el precio de las experiencias.

    Puede que sea muy pasional, pero también echo mis cuentas y pagar peajes, combustible, propinas... uno sólo... es el precio de no compartir.

    También aprovecho para aclarar que me encanta dialogar sobre esto, con gente tan educada y abierta como ovetum, tu y unos cuantos más.
    Pero no admito ser la "parada de los monstruos" de nadie y en alguna ocasión he tenido que cortar por lo sano. ¿O se van querer subir las sillas a las mesas? Hummmmmmmm ;-)

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  17. SOLO COMENTARTE UNA COSA A MI ME DARIA VERGUENZA IR A LAS 15:30 A COMER

    ResponderEliminar
  18. Muy buenas, Anónimo; te hago saber que cuando yo abandoné el restaurante todavía quedaban un par de mesas ocupadas.

    Había anticipado mi llegada, traté al personal que me atendió -divinamente, por cierto-,con el respeto que se merecen; no levanté la voz, evité ser protagonista de las ordinarieces que día tras día suceden en las mesas de los restuarntes, pedí de un modo ordenado, agradecí las atenciones, pagué mi cuenta sin rechistar y me fui. Con todo esto y teniendo en cuenta que el horario de entrada es de 13:30 a 16:00; ¿que es exactamente lo que te haría sentir vergüenza?

    ResponderEliminar