miércoles, 22 de diciembre de 2010

Restaurante PEDRO ROCA (Santiago D. C.)

Esta ha sido mi segunda ocasión en el restaurante del maestro Roca; la primera se quedó sin post debido a un borrado accidental de las fotos de los platos (por idéntico motivo mi visita al Playa Club se ha quedado sin testimonio).

Si la primera vez fue buena -impecable trato por parte del personal, muy buen servicio del vino y todavía mejor del digestivo-, la segunda me deja sin palabras; menos mal que tengo unas buenas imágenes para apoyarlas.

El restaurante de Pedro Roca (SITUACIÓN) es un local nuevo, ubicado un edificio nuevo y como no podía ser de otro modo (al menos, creo yo, no debiera); se rodea con acierto, de un halo de modernidad atemporal que no desentona con el entorno. En el interior nos encontramos con un espacio decorado con sumo acierto; perfectamente concebido para el uso que se le está dando. Espacioso, con estancias diferenciadas, una de ellas, con vistas a la cocina, bodega acristalada, estanterías plagadas de apetecibles espirituosos, mucha madera; perfecta iluminación, hilo musical aceptable, y un menaje (copas Riedel, fondoplatos nexo de la mencionada actualidad con el clasicismo que implica la cocina del chef,  vajilla...) de primera.
Calidad, calidad y más calidad, que se extiende al servicio y desde luego, a la comida.

En cuanto a la bodega, encontramos gran cantidad de referencias, muchas de ellas clásicas; aunque ruego os fijéis en las recomendaciones, donde encontraréis grandes vinos. Buena RCP, sobre todo, teniendo en cuenta el local y el servicio.
1De la bodega elegí un Hipperia; el mismo que había disfrutado en Casa de Comestibles meses antes; servido perfecto de temperatura, acompañó a la perfección.

La carta de platos es completa y suele ofrecer alguna que otra sorpresa fuera de la misma. Disponen de un menú degustación que ronda los 60€; veamos que la RCP es superior a la de muchos menús que rondan los 45 €.
En esta  ocasión disponían de un menú micológico, que no me resistí a no probar. Propuse un cambio en la carne que no me alejaba del menú micológico,  el cual aceptaron (la disposición del personal de Pedro Roca es encomiable) y de lo que no me arrepentí. No me olvido de que el menú se acompaña con cuatro tipos de pan, horneados en la propia casa. Calidad, calidad, calidad...

Las mejores almendras del mundo y esta cola, creo  de gambón, fueron los aperitivos de la casa.

 
Ensalada de trufa blanca. ¡Al fin pruebo la trufa blanca!, impresionante aroma, no se parece a nada y hay quien la detesta; a mi me flipó en su justa medida.


Tartaleta con trompetas de los muertos con huevo a baja temperatura y foie. Huevo, foie, setas; bien ejecutado no puede fallar y no falló.

Vieira con cantarelas. Impresionante bicho, bien de punto, y muy bien guarnecido.

Lo mismo con este rico chipirón; pero el sabroso encebollado que acompañaba a las setas extasió mis sentidos.

Rape con navajas y lengua de vaca (ref. seta). Buena ración de un rape bien cocinado, puede que algo más hecho de lo que me hubiese gustado, las navajas estaban de muerte. 
Al fondo del plato, unas espinacas y algo de caldito. Rico, rico.


Corzo con castañas trompetas de los muertos y cebollitas caramelizadas. Casi se me saltan las lágrimas con el tremendo solomillote que llegó de la cocina en manos de una amabilísima Raquel. Si hubiese llevado un revolver encima; hubiese muerto feliz... ...tambien puede que me liase a tiros con el botafumeiro y seguro que me reía más, entre tanto no llegaba la policía o los curas. ¡Ay cuan sangrientas imágenes aterrizan en mi mente!; será por el perferto punto del solomillo, con ese recuerdo a glóbulo rojo en el interior de la pieza, peeeero no en el plato. Chapeau, maestro.



Este gazpacho de fresas de finísima textura me refrescó lo suficiente para que a la llegada de la estupenda bizcochada de chocolate y nueces con nata de A Capela, aterrizase en mi mesa. Sin duda un postre 10.

Aun llegaron unos interesantes pettit fours; almendras garrapiñadas, galletas caseras y trufa de fruta, esta última excepcionalmente fina y sabrosa. 

A los dos expressos Illy, convidó la casa. Calidad, calidad, calidad... ...¡BRAVO!