viernes, 2 de abril de 2010

Restaurante A Gabeira (Ferrol)

Julio del 2009, me dispongo a visitar uno de los restaurantes del Nove más próximos a mi morada.
En las afueras de Ferrol, en dirección a Doniños, se encuentra este establecimiento a pie de carretera, pero en una zona tranquila.
El local es una casa, tal cual; al acceder al interior de la misma, pasamos a un hall agradablemente oscuro. De frente se encuentra una pequeña barra que se ubica en un cuarto de cierta amplitud y que no tiene ambiente de bar, pero casi. Para que me entendáis os daré un dato; hay un televisor.

Tras haberme recibido, sigo a un camarero hasta uno de los comedores, en el cual aguarda mi mesa. La sala es de corte ciertamente clásico (al igual que el menaje) y tiene vistas al exterior, nada del otro mundo, pero se agradece la iluminación natural.
Como ya he visitado el restaurante en más de una ocasión, puedo advertir de que la iluminación nocturna me resulta totalmente excesiva, cuestión de gustos claro está; pero el sitio podría ser bastante más cálido y acogedor, si variasen esta circunstancia.
En cuanto al servicio, puedo decir, también tras varias visitas, que resulta bastante profesional pero mejorable en cuanto a atenciones y comunicación con el comensal.
Vamos con el menú; mi elección de cara al caldo fue un Roda '04; buen Rioja, pero no llegó a entusiasmarme al nivel de los 35 euros que costaba la botella. Diré a groso modo que resulta un pelín "clasicote".
De la carta de vinos debo decir que es ciertamente amplia y con una sólida selección.
Mi elección para el primer plato fue un salteado de verduras con langostinos y jamón ibérico. El punto de las verduras era buenísimo, al dente y la combinación de sabores excelente. La verdad que la ejecución del plato fue impecable, aunque he de reconocer que no es "mi plato", de hecho lo pedí por que me apetecía comenzar con algo ligero.
En cuanto al plato principal, escogí la pechuga de pato Barbarie con salsa de cítricos y ravioli. Memorable, de morirse; tanto la carne, como la guarnición y el conjunto del plato en si mismo, que resultaba un alarde en todos los aspectos. El punto de la carne era el ideal, la salsa de cítricos una alegría para el paladar y con la finura de los ravioli resultaron en un éxtasis culinario. A día de hoy no probé un pato mejor preparado y eso que tengo una especial debilidad por esa carne.
Siento ser pesado, pero reitero que este plato es una auténtica exquisitez que no os debéis perder si visitáis este restaurante y se encuentra en carta.

Para el postre escogí unos rulos rellenos de crema acompañados de un sorbete y la verdad que me llevé una grata sorpresa, pues pese a tener los postres en carta, me los cantaron de carrerilla (CRASO ERROR). Lo cierto es que si hubiese visto la carta, hubiese escogido otro que seguramente no me gustase tanto y es que el postre estaba impresionante; tanto que me costará no repetir cuando visite de nuevo el local.

En definitiva, A Gabeira es sin duda una propuesta sólida y consolidada a través de las generaciones que lleva funcionando, pero no le vendría mal el pulido de ciertas asperezas de cara a que el cliente pueda tener una velada más acogedora y despreocupada en cuanto a su atención.
Quizás también se podría ajustar el precio de alguno de los entrantes.
Digo todo esto dejando claro mi concreto punto de vista.
Más que recomendable de todos modos, se puede encontrar un excelente tratamiento de los productos (bastantes de ellos autóctonos y con buena selección de pescados y mariscos) en una cocina clásica con el toque justo de innovación.
Algo más a tener en cuenta es que, pese a no reflejarlo en la carta, disponen de menú degustación, siempre y cuando se encargue con unos días de antelación. Cuando menos el pasado mes de diciembre todavía era así; pues hablando con Miguel Ángel, chef de A Gabeira, percibí la posibilidad de que podrían dar el paso a incluir el degustación en carta. Por cierto Miguel Ángel resulto ser un señor muy agradable y dispuesto a la conversación e interacción con el cliente; se agradece.