sábado, 2 de octubre de 2010

Restaurante Velis Nolis (A Estrada)

Menuda sorpresita me llevé con esta visita improvisada al Velis Nolis de A Estrada, por cierto,
no suelo indicar las direcciones de los locales por que suelo enlazar su página web, donde normalmente informan de la situación y otras características con mayor amplitud.
Lo dicho una sorpresa, una grata sorpresa y la verdad que tengo que confesar que fue gracias a un vistazo que había echado al Gourmetour unos días atrás. El caso es que me acerqué a A Estrada para asistir al Rock&Clown, un festival gratuito muy interesante, pues mezclaban el mundo de los payasos, hoy día conocidos como "clowns" con el rock&roll (entre otros estilos); vamos, lo mio. Contando con ilustres artistas como Eric Jenicot o el gran Leo Bassi por el lado payasil, o Nacho Vegas y Eliot Murphy del lado rock&rollero.
Por medio de la organización; me enteré de que entre la actuación del mimo belga Eric Jenicot y el concierto de Nacho Vegas tenía algo más de dos horas en las que podría escaquearme para darme un pequeño homenaje.

Así fue como pasadas las 22:00 me adentré a conocer la cocina de Jaume García, un catalán que lleva ya unos años cocinando y enseñando a cocinar por nuestra tierra.
El local; ubicado en el centro de A Estrada no dice demasiado desde su exterior y tampoco el marco que ocupa, en unas calles un tanto faltas de vida, fuera de la zona comercial; pero su interior ya comienza a expresarse de otra manera. A la entrada nos encontramos una amplia cafetería adornada con guiños al mundo del vino, la sala posee un estilo clásico con la tenue iluminación que tanto me agrada y un fondo musical adecuado a la función de la estancia.

El servicio, amable, me acerca la carta de comida y comienzo a ver lo que se cuece y a que precio se puede disfrutar de ello. Bien, un simple vistazo sirve para ver platos sin riesgos a precios adecuados que resultan realmente apetecibles. Además de esto, disponen de un menú degustación a 27 euros, record en precio bajo, que si os recomiendo.

Con la carta de vinos discretamente encuadernada sí me llevé una gran y grata sorpresa. La selección de vinos gallegos y nacionales es más completa que la de muchos de los restaurantes que he tenido el placer de haber comentado. Además dispone de unos precios realmente razonables; más teniendo en cuenta que el servicio del vino funciona atento a temperaturas y a saber lo que se está sirviendo. Como ejemplo os pongo mi caso en el que me sirvieron una botella de sanRomán '04, (sobran las explicaciones, chocolate puro) advirtiendo que posiblemente necesitase enfriado y dejando la botella en el enfriador a mi alcance tras haber probado el caldo.
Bueno, pues lo lógico, pensaréis muchos. Bueno, pues lo lógico, lamentablemente, no siempre sucede.

EL MENÚ:

Como oportuno aperitivo me sirvieron un queso del país que de manera muy acertada, se ayudaba de unas semillas de sésamo, pimentón y el sutil toque de un aceite de albahaca.











El primer entrante vino de lo más hondo de las entrañas catalanas del cocinero; una tosta de jamón ibérico con tomate y aceite. De todos modos debo decir que fue el plato más desafortunado de la noche; la tosta de buen pan debería haber sido tostada; pedía algo de crunch a gritos y el jamón, pueees no juraría que realmente se tratase de un ibérico. Con todo y con eso, rica la tosta, no emocionante, pero rica.





El segundo de los entrantes si fue para quitarse el sombrero; las colas de langostino salteadas con cantarelas FRESCAS. Pues si, no daba crédito pero las cantarelas habían sido recogidas el mismo día por un aficionado a la micología que suele repartir parte de su botín con el restaurante.

Me encanta el mundo de las setas; en otoño es mi principal afición y encontar un sitio dode te sirvan género fresco en pleno julio, es algo que valoro mucho. Por cierto, se puede observar en la imagen la tersura de las fantásticas colas de langostino, perfectas de punto y con el sazonado justo para disfrutar un plato sencillo, pero agradecido.
Es curioso y siento reincidir en el tema, pero lo de las setas frescas y de la tierra, no suele ocurrir ni en las mejores casas.

El primero de los principales fue esta fideguá con sepia de la ría y berberechos. Muy bien la fideguá. con los berberechos perfectos y la sepia un pelín pasada, pero plena de sabor y aroma.










El segundo de los entrantes; de mano de un magret de pato asado con dados de sandía, vino servido en un plato calentado para ampliar su disfrute y con la carne en el punto que la había pedido.
Única pega en contra; algo de exceso de jugos en el fondo del plato (siendo quisquilloso).









Rematamos con la tarta fina de chocolate blanco y negro y un café expresso acompañado de una barca de azúcares.



Todo esto con pan, agua y el San Román '04 a 33,50 (hasta 8 euros más tengo pagado por un '06), sumó un total en la factura de 64,70 euros.
Sin ser un top, sin emociones desmedidas; pero recomendable de todos modos.