domingo, 15 de junio de 2014

Restaurante Marcial (El bueno, no el de Asturias).

Parece ser que mis últimas publicaciones, además de espaciadas y escasas, son excesivamente especiadas y payasiles. En esta última, ni el título se escapa; ¿me habré desprovisto de mi seductor e intrigante  toque de elegancia, plasmado en unas cuantas crónicas aparentemente serias, o sencillamente he perdido las formas y no logro alcanzar un mínimo tono de respeto y corrección?.
La verdad que sin importarme demasiado como se reciben mis crónicas, sigo preocupado por la falta de humor que hallo en buena parte de la concurrencia. Al fin y al cabo, es reflejo del dramático, pero conformista malestar social que nos inunda.

En cuanto a los blogs, poco importa ya la reputación de los mismos; TripAdvisor Killed the Blogguer Star. Lo cual, creo yo, no desanima a los que escribimos básicamente para 4 coleguitas con afición por esto de que zampar sea una fiesta a la altura de las circunstancias. Se celebra la vida, lo cual es un asunto serio y no se pretende el beneplácito de extraños que no compartan esta filosofía; así que, sin ánimo de empañar alguna que otra justificada denuncia de malas prácticas hosteleras, uno trata de explicar la satisfacción y la alegría tras otra ola cabalgada con éxito.
Ese restaurante, colmado, casa de comidas, bar, vinoteca... en el que cuerpo y alma se nutren del trabajo de sus anfitriones, huyendo, aunque sólo sea por unos instantes, de las amargas preocupaciones del día a día que asedian a todo bicho racional.
Así que, para compensar mi habitual exceso de silencioso egoísmo, este animal introvertido y depresivo que soy yo, pasa a recomendar a sus escasos pero apreciados lectores, un par de píldoras  que han aliviado los males del agobio en más de una ocasión y digo recomendar, por que uno no es doctor y no está autorizado a recetar, que si no... ...el caso es que a mi me han ido genial.

Una cremita de aperitivo; apuntando maneras.
Vieira a la gallega -pero sin secar-.
LOS CANELONES (son de caza, o sea , que a esperar a la próxima temporada) NOSELOSPIERDAN.
No hay restaurante que se precie sin una buena selección de quesos.
Helado de vainilla, pera asada. NO FALLA.

El tejido con que los profesionales de Marcial han vestido sus cartas, hace que las opciones de errar, sean nulas. La ruleta ha girado en mi caso en unas cuantas ocasiones y siempre ha habido premio; buena cantidad de vinos de calidad a muy buen precio y buena selección de platos apetecibles, con la sencillez y la naturalidad por bandera. Así, a gusto, uno es arropado por la amabilidad y el buen hacer de su personal, para dejarse llevar en un espacio sin fisuras hacia el deleite de una buena comida, mientras un suave hilo musical trabaja para amenizar el sentido del oído.

Por todo esto, Marcial es una de mis guaridas preferidas, a la que seguramente volveré pronto a buscar cobijo; aunque es probable que no os lo cuente. Ya he dado pistas suficientes, así que en futuras ocasiones, mis experiencias en esta casa descansarán en íntimos y reconfortantes recuerdos.
El aperitivo, ese detalle que te hace la espera más amena y que da tiempo a que los cocineros puedan deleitar al comensal.
No recuerdo haber tomado una escalibada mejor en mi vida. Brutal. 
Secreto de cerdo Ibérico. Ya sabéis, queda entre nosotros ;-)
Helado de queso y frutos rojos.
Se me olvidaba, que, además de buen café, suele haber petit fours; aunque en la imagen sólo queden la mitad...
Ya sabéis, el auténtico Restaurante Marcial; en Narón, por si hubiese por ahí otro con el mismo nombre, o parecido...