sábado, 7 de mayo de 2011

A GABEIRA 4.0 -Ferrol-



Cuarta visita, de ahí la chorrada del 4.0, a este reconocido restaurante situado en Balón, a las afueras de Ferrol.

Quiso Diós (y esto viniendo de servidor,  lo pueden ustedes tomar a cachondeo), que me acompañase el mismo individuo con el que había ido la última vez, para corroborar que esta fue enteramente superior, en cuanto al resultado de la gastroexperiencia en si. ¿Que decir de A Gabeira?, pues lo de siempre; que es un clásico, que raya cada vez a mayor altura, ofreciendo unas carta de comidas extensa a la par que lograda -difícil tarea- y otra de vinos enorme (300 y pico referencias) y de precios lógicos -dado el entorno, creo preferible utilizar este término antes que "contenidos, o baratos."-.
El servicio acompaña cada vez más y mi fidelización hacia el negocio es ya un hecho, que viene dado por lo anteriormente narrado y por la casi siempre agradecida proximidad geográfica.

Esta visita me ha dado el puntito de experiencia para recomendar que se preste mucha atención a las sugerencias fuera de carta. En esta ocasión tenían lamprea, camarones y algún plato más que no recuerdo.
Espero que mi siguiente visita a este restaurante, de como fruta la narración de un menú degustación encargado con suficiente antelación, como para que el cocinero pueda poner todo su mimo en su elaboración. De todos modos y pese a haber surgido sin haberlo planeado, creo que la comida, da para la realización de una GUÍA RÁPIDA DE GRANDES HOMENAJES (así, con mayúsculas).-

1. Llegada 10 minutos tarde -marca de la casa-, suficientes como para que se den cuenta de que aún no ha llegado el cliente, pero no como para que se acuerden de toda la  familia del capullo ese que no da señales de vida.

2.Habiendo dejado el escorpión que de vez en cuando se instala en mi bolsillo -doy fe que de las experiencias aquí relatadas, mejor sería que hubiese acompañado de vez en cuando- y comenzar a abrir boca con un aperitivo sin fisuras. Unas cigalitas, de esas frescas y bien sabrosas.... de esas que se acompañan de un jugo responsable de que mi cupo de pan quede caput para el resto de la comida y media botellita de cava para bajarlas, ¡que menos!!!


Antes había llegado un aperitivo de la casa que recuerdo de casualidad, por que al lado de los bichitos, se quedaron en na. Una ensalada de primavera, bien, rica con una especie de mahonesa más ligera de lo habitual.


3.A por todas con los entrantres, lo de compartir lo dejamos para otro día. El huevo a baja temperatura con setas, crema y velo de tocimo a.k.a. Joselito; no se, pero si esto en no es porno... Si no es porno, no se que es, por que a los ocupantes de las otras mesas les he debido de dar asco, o ganas de pedirlo.., Ya sabéis, el típico "de primero me va a poner eso que está tomando el tipo de ojos en blanco, que no para de gemir".

Los canelones de matanza que se zampó el fartón que tenía enfrente, tampoco tenían mala pinta.

4. A ver que vino pides para tremendos platos... pues la llave que abre TODAS las puertas (algunas de un patadón, tipo poli yankee) se llama La Cueva del Contador 2004. Nota de cata:
O te gusta.
O te gusta mucho.
O matarías por otra copa, que es mi caso; bueno mi caso es más el de morir que de matar,  pero esa es otra historia...
Eso si, señorita, tras tan elegante decantado; me lo enfría si hace el favor, que no mola comenzar a 20 ºC...

5. Uffffff, tienen la pechuga de Pato Barberie Hembra; no me resisto.
Lombarda, ligero cremoso de queso no llegaron al éxtasis de los raviolis que la acompañaban mi primera vez; pero taba de muerte la pechuguita.


El bacalao rebozado en brona, era asunto serio -pese a la brona, ejem...-. Se deshacía en lascas, desplegando una serie de aromas que llegaban a mi pituitaria desde el bando contrario!!!






6. Por cierto, a mediados de los principales, La Cueva comenzó por fin a abrirse, coronando a sus bebedores, con el merecido premio premio a la paciencia, elevándose por encima de cualquier otro alimento que se haya posado en la mesa. Como de bien nacidos, es ser agradecidos; le dedicamos su tiempo tras haber elegido los postres y haber pedido un merecido paréntesis.

7. Los rulos de mandarina, rellenos de crema, con su sorbete de manzana o el milhojas de fresa y chocolate blanco (creo recordar, ¡si estamos al homenaje, no estamos a apuntar!), son postres finos y cargados de sabor como pocos. De entre los cienes y cienes de postres que adornan la carta de A Gabeira, yo os recomiendo las preparaciones que incluyan prearaciones similares a la de estos rulos con helado. El cocinero los borda; sencillamente inigualables. Es más, me arriesgo a decir que superiores  a la mayoría de postres megacomplejos de la actualidad gastronómica.


¿Algún vino dulce para las sobremesas?, pues para no bajar el nivel ante el vinaco que nos estábamos cascando, sería necesario un Oporto o un Tokaji de esos que son el triple de caros que la cuenta a abonar y de donde no hay...

8. Dos buenos expresos (por barba) y Gin Tonic, Brandy, más vino, ¿a donde vamos ahora?, etc, etc...
 
Concluye aquí este  poco recomendable relato, de una comida más que recomendable.