domingo, 27 de junio de 2010

Agar Agar (Culleredo - A Coruña)

Por fin de vuelta en uno de los restaurantes por los que más me he dejado caer en los últimos años.
Si, ha abierto de nuevo; creo que un enlace en plan "DANINLAND ya lo había anunciado" tipo diario Marca, no le caerá mal a esta entrada.

Bueno, nada nuevo que añadir sobre la reforma del local, aparte de que no ha sido una cambio radical si no un pequeño giro o apertura hacia una manera de trabajar que está resultando mucho más rentable para muchos negocios de hostelería. Resumiendo; que pasan a trabajar el chateo con tapa y pincho, en este caso en concreto, sí de alta calidad.

Yo continuo siendo amante del concepto restaurante puro y duro. Léase Maruja Limón; Casa de Comestibles; Casa Marcelo, El Mercadito; Galileo, etc...
Pero la gente acude en masa a practicar el chateo dejando el trabajo de sala en algo, en ocasiones, anecdótico; estoy pensando en Pandemonium (Cambados), El Buy, A Taberna do Cantón, O Racó de Andrea... (todos de Ferrol).
En el caso del Agar Agar; existe una clara intención de seguir trabajando mesas y la verdad que disponen de un buen espacio para llevar el proyecto a cabo. Cabe destacar que estrenan maitre; lo cual puede sonar, a quien conociese al anterior, a mala noticia. Pero bajo mi punto de vista creo que la clientela seguirá colmada de las mismas atenciones, gracias a la profesionalidad (aunque suene un poco Manquiña);u oficio, si lo preferís, del señor que a día de hoy ocupa su lugar.

La verdad es que siempre fue un aliciente a tener en cuenta, la disposición de un guía con el comunicarse durante la comida; alguien que pueda ayudarte a elegir el vino y redondear la velada. Más a tener en cuenta es el hecho de que no parece repercutir en el precio final. De hecho no conozco más de dos o quizás tres restaurantes de este corte, que ofrezcan una relación calidad precio tan redonda.

La sesión fue completa; un par de cafés al mediodía para recuperarme de un reconocimiento médico en el que casi hago saltar el tensiómetro; unos vinos previos al la comida (muy bien acompañador de unos saquitos crujientes de pato y queso) y gran final con un menú degustación en el que destacaron unas carrilleras antológicas que hacen peligrar a unas memorables en A Estación.

Paso a detallar este homenaje para dos individuos, no sin antes poner una única pega: En el comedor siguen teniendo un par de buenas mesas redondas frente a un alto número de mesas para dos; que sin llegar a ser insuficientes o incómodas me resultan un pelín claustrofóbicas si no se trata de rollo parejita. Nada que no se pueda solucionar juntando dos, pensaréis muchos; pero yo, maniático, preferiría ver alguna montada para cuatro. No se, me da otra sensación.
La carta de vinos ofrece una selección bastante buena, pese a no disponer de un elevado número de referencias. De la misma elegimos, con socorro del maitre, un Taberner 05 D.O. Cádiz, a base de syrah que estaba de llorar. Es de esos syrah que se muestran como una excepción; pues no marcan la variedad (que al igual que el mencía no me convencen en principio) en demasía.
Encontraríamos otra excepcion en el impresionante Habla 4, que tambien tenían en carta. Impresionante aunque de otro modo el Taberner; creo que es de esos caldos que harían las delicias del señor que escribe Crudismo Gourmet. Buena acidez; toques florales; dejando la barrica en segundo plano y ofreciendo lo mejor de sí sin demasiado trabajo. Un vino sólido y elegante, que divierte.

Comenzamos el menú con un foie en virutas con aceite de vainilla. Buen foie, con una presentación, al menos para mi, novedosa que ya había probado en ración a la carta. Muy bueno; aunque en esta ocasión puede que abusaran algo del potentísimo aceite de vainilla


Vamos con el salpicón de vieira. Con muy buena proporción bicho-guarnición y con unos ingredientes frescos en muchos sentidos.


A continuación veréis unos fritos de bonito sobre tomate y albahaca con jamón tirabeques y peras de San Juan. Temporada a tope.


Finalizamos salados con un plato digno de exclamación; las carrilleras sobre crema de calabacín con quenele de naranja y trigueros. Sencillamente memorable; la carne, mantequilla pura y sabores muy bien combinados. -Actualizo: la quenelle es de orejones. Vamos típica combinación espárragos orejones que se utiliza para el capón p. ej.; pero más fina de textura.-


El postre vino a cargo de esta divertidas fresas asadas con sorbete de clementina salsa de fresas (incorporada frente al comensal) y peta zetas. De nuevo temporada en plato sencillo pero muy logrado.

Este menú se vende a 30 euros. Del total de la factura con vinos, cafés y aperitivos no puedo dar cuenta, ya que fui invitado.
Un restaurante de cabecera; en el que se puede disfrutar sin dejarse el sueldo.