miércoles, 7 de agosto de 2013

A Curva; mejor experiencia gastronómica en una intensa escapada vacacional.

La gastronomía es agricultura, ganadería, pesca, mercado, restauración, interacción, degustación, tradiciones, costumbres, vida y muerte; muerte y vida. Siempre, por sólo que uno se halle; la gastronomía es compartir. Puedes plantar tomates, recolectar tomates, comerte esos tomates encerrado sin ninguna otra persona en una habitación, o en la corona del Teide y los estarías compartiendo, como mínimo, con la naturaleza que te los ha prestado a cambio de tu esfuerzo.

Si en dos días de vacaciones pisas dos estrellas Michelín -siempre sin ánimo de perseguir tan indeseable galardón- y tu mejor experiencia sucede en una taberna, se cumple mi teoría, de que lo primero y lo último que uno se come al entrar en negocio de hostelería, es al equipo de seres humanos que lo hacen posible.
En  una curva de Portonovo se halla una de esas rara avis por las cuales este zumbao que escribe, disfruta haciendo kilómetros. ¿Que hay en A Curva que tanto me ha fascinado?. Pues hay una pequeña terraza desde la que se respira el aire del mar, manteles de papel, una tele en la que sólo sonaba radio 3 y no se contemplaban los discursos políticos de los telediarios, patatas fritas con huevos, pimientos, pulpo, chipirones, volandeiras, gloriosas empanadas, croquetas, berberechos... una decoración interior con pedazos de cajas de vinos que dejan a cualquier aficionado ojiplático, corchos de champagne en los servilleteros -para que las servilletas no se escapen al viento-, vinos, muchos y muy buenos vinos, amabilidad y, sobre todo, pasión.

Joder, esa pasión que no necesita ser envuelta en mil capas de celofán y que logran que un tipo como yo, pase taciturno el umbral de la puerta a  preguntar por una mesa libre -tras saludar, costumbre que se estila poco en la mayoría de la clientela- y acabe gozando como un gorrino en el barro. Aún a día de hoy, me pregunto cómo se puede leer tan bien a un cliente; si lo único que hice, fue abrir la carta, pedir de comer y beber; para luego acabar bebiendo tesoros líquidos como un Dorado Superior 2.005. ¡Explíquemenlo!

Un corcho, una botella; para servidor esto ya quiere decir algo.
Creo que gran parte de la culpa, la tiene Miguel; quien regenta el local, haciendo las delicias del público amante, o no, del vino.
Empanada zamburiñas -o volandeiras, no se- con masa de brona.
En fin; aunque también aprovecharé para decir que en esa taberna, dispuse de una mesa para mi solito, sin bancos corridos como es la moda, con copas de calidad y espacio para mi mismo.
Una de las empanadas más ricas que recuerdo haberme zampado.
Beberechos abiertos al vapor con limón. Perfecto. 

Volandeiras; sin estar al nivel de las raciones anteriores, ricas, ricas.
Una experiencia superior.


Taberna A Curva

Dirección
  • C / RAfael Picó
  • 36970 Portonovo, Galicia


¡ No os la perdais!.