sábado, 26 de mayo de 2012

Restaurante El Mercadito (Santiago D.C.) y por que no dejo de ir...


Sábado 12 de mayo del 2.012. Menú Gourmet en El Mercadito a 45 €
De ello me percaté a la llegada al restaurante, pues juraría que han bajado el precio entre 3 y 8 €; con lo cual se alivió de inmediato, la sensación de desconcierto y culpabilidad, por no haber ido a visitar al maestro de maestros.

Quien haya leído el post anterior -ole por el/ella- entenderá pefectamente de que estoy hablando... Así que esto de haber ido de fin de semana con "la vecina"; ha sido provechoso. La aventura surgió a última hora; pues Culler de Pau, no cesa de llenar en los días señalados y no me extraña... Así tras un infructuoso devaneo, me dije que a Rey muerto, Rey puesto y me fui a ver a Gonzalo Rei y su equipo.

Confiaba en el no descenso de la calidad y vereis que hacía bien en confiar. El personal sabe con quien trata y los desafíos se suelen aprobar con nota; es por eso, que servidor repite una vez tras otra; ya van 10 veces, en menos de 3años.

El vino con el que acompañé el menú; un syrah de Vallegarcía 2.006, se encargó de que me ahorrase pedir una botella de Laurent Perrier, que parecía guiñarme el ojo. No fue del todo una mala elección; pues el menú incorporaba muchos platos que pedían tinto, aunque generalmente, la syrah de Castilla La Mancha, no ofrece, a mi juicio, tan buenos resultados como en otras latitudes (léase Alicante, Toledo...); o al menos, no me resulta tan refinada, ni divertida.

También es cierto, que era la primera vez que me enfrentaba a este vino y sufrió la comparación de su hermano, el HIPPERIA. Un vino de la misma bodega, resultante de un fabuloso coupage, que realmente me fascina.

De todos modos, disfruté tanto durante el menú; que lo customicé sobre la marcha, en un par de ocasiones.
Todo el mundo preparado para salivar:

Este estupendo gambón con mahonesa de soja; es una lección impartida por el chef, a quienes no cesan de ofrecer aperitivos llenabandullos, que pasan sin pena ni gloria. Otros lo pondrían antes del pescado y habría que suponer que es un plato...
Perfecta cocción; perfecta. Sin crudezas molestas; pero con toda la tersura, aroma, sabor y una temperatura de lo más agradable.


El tomate sorpresa, relleno de suave brandada, con aceites de menta y olivas. Insuperable clásico en la carta de El Mercadito; aunque un día os mostraré mis últimas versiones.

Crema de pata trufada con yema "en pomada". Creo recordar que incorporaba setas; pero no tomé anotaciones y ya han pasado un par de semanas, desde entonces.

Gran plato, sabroso y con una combinación que funciona si, o si; aunque sufrió la comparación con uno similar preparado por el chef Centeno (esos hongos con bacon... ñam. ñam y mil veces ñam). Reitero que el fue el plato el que "sufrió" la comparación; por que yo disfruté como un enano.

Salpicón de vieira marinada. Brutal; el bombazo del menú. No me lo esperaba, sencillamente mágico. Y de esa "magia", es culpable en gran parte una especie de pequeños apliques de una masa crujiente.
Si lo vuelvo a ver en el menú, solicitaré triple cantidad - no es coña-.


Esta apetecible merluza escabechada, me la zampé pese a mi aversión a la reiterada utilización de este pescado, por que era conocedor de lo que vendría después. Además soy un pirao de los buenos escabeches, ajadas, pilpiles... 


1/2 Ración de foie mi cuit. Perversa petición DANINLAND fuera de menú. Con este foie casero y buen vino, uno sencillamente se divierte.


El ragout de cachena fue el otro gran bombazo de la noche.

Eso si; he de admitir, que la ración se me antojó escasa. Menor que la de pescado y a mi me gusta acabar los menús en cantidad ascendente. Normalmente, en esta casa sucede así; pero supongo que a la hora de la cena acortan la cantidad en el apartado cárnico.

Torrija de bica caramelizada, con helado de leche merengada y crema de café. Finura en esta suculenta sobremesa.


El milhojas de hojaldre con crema de vainilla y toffe salado. Que no lo retiren de la carta nunca, por favor!!!


El último capricho de servidor, fue este coulán con manzana al ron. Sublime.


Los pettit fours. Un final frutichocolatero de lo más agradecido.


En fin, gran trabajo el realizado por el personal de este restaurante; que de nuevo me han ofrecido un menú, cargado de platos sápidos, que mira por encima del hombro a la mayoría de sus competidores. ¡Buen provecho!