martes, 17 de mayo de 2011

Casa Marcelo (Santiago D,C.)

He vuelto, ¡tenía que hacerlo!!! y me he encontrado mejor que nunca; una notable merma de clientela (seguramente por cuadrar último fin de semana del mes y tras semana santa) no impidió el disfrute de un menú degustación que muy pocos pueden igualar en calidad (y en cantidad...).
Como ya he escrito en alguna ocasión, en Casa Marcelo, os toparéis ante la Catedral de la Restauración; la audacia en la propuesta total que ofrecen el chef Marcelo Tejedor y su maravilloso equipo, no posee parangón en este mundillo de la restauración moderna. A excepción de algúnos outsider a quienes ya considero "mi cociner@", o "mi camarer@";  de manos de Marcelo y su gente, he disfrutado de las más atrevidas, innovadoras, sorprendentes y audaces creaciones culinarias. Platos con calado, dotados de una enorme profundidad, casi siempre complejos y en ocasiones de pasmosa sencillez, alegraron mi paladar y enriquecieron mi escaso saber gastronómico, de la manera más divertida posible; sentado a la mesa de un gran restaurante.

Como novedad os puedo contar que, a mayores de su menú clásico a 75 € IVA INCLUIDO, ofrecen otro más corto, que seguramente saciará apetito y exigencias de cualquier gourmet. Desconozco cual es su precio; pero podréis consultarlo contactando por web, teléfono, o todavía mejor, in situ.
El más absurdo de los escándalos saltó meses atrás  cuando al restaurante en cuestión le fue retirada la estrella Michelín con la que había sido agraciada años atrás. Pues bien, ya por aquel entonces, servidor le otorgó a ese hecho una escasa importancia (dicho más claramente, me la trae al pairo); seguramente no tarden en recuperarla.  
Lo que se me antoja más complicado -y esto novedad-, es que se mantenga el nivel, tras la marcha de las dos estrellas que más alumbraron a la clientela de Casa Macelo en estos últimos meses (años en el caso de una de ellas); me estoy refiriendo a Bea y Carla, las dos entrañables profesionales que habrán atendido en sala a quien se haya dejado caer por allí. Un beso para ambas, les deseo lo mejor allá donde se encuentren.
Tampoco me cabe duda de que un gran restaurante como Casa Marcelo, no tardará en encontrar profesionales de nivelón para encargarse de su sala y que, de momento, quedará seguro en buenas manos; pero bien es cierto que desde hace tiempo llevo reinvindicando el trabajo de cara al cliente y el conjunto de posibilidades que ofrece un restaurante en todos los aspectos. O lo que es lo mismo, esa "solidez", o ese "en un restaurante se come todo", parafraseándome a mi mismo.

Está claro y no habrá sido necesaria una lectura demasiado atenta para saber que este es, sin lugar a dudas, uno de mis restaurantes favoritos. Ahora bien, tras haber dejado esto bien clarito; aprovecharé esta entrada para mostrar lo más parecido a una declaración de principios, de este humilde narrador:

Es cierto que llevo poco tiempo en esto del gastromundillo, pero algo de camino ya he andado y hay cosas que considero necesario poner encima de la mesa. Sin ánimo de polemizar, pero si de continuar forjando una opinión, un aprendizaje... me veo en el difícil papel de hablar del tema prohibido, el tema tabú; la química alimentaria dentro del entorno de la alta cocina (en el supermercado sólo tenéis que leer los ingredientes -hasta el tabasco lleva xantana-, de transgénicos y demás, ya no hablamos; quienes podáis echar mano de los cultivos biológicos, no lo dudéis)

No estoy, para nada, poniendo a este restaurante como un ejemplo de una excesiva utilización de ese tipo ingredientes; está claro que aquí se basan, ni más ni menos que en un producto insuperable y bien es cierto que son de lo más transparentes al respecto. Pero también es cierto, que como la inmensa mayoría, se ayudan de estabilizantes, texturizantes, espesantes y demás historias que logran hacer posible ciertas preparaciones o, sencillamente, agilizar su elaboración.

Conclusión; en cierto modo,  se comía mejor hace 30 años que ahora. Está claro, que la alta cocina por aquel entonces estaba exclusivamente reservaba a los más pudientes y que los aficionados al tema se encontraban en las capas sociales más altas; pero también está claro que sus salsas bien ligaditas, se debían en mayor medida al saber hacer del cocinero... ¡aire de mortero, de varilla, de horas y horas de fuego lento para lograr una reducción, o un caldo concentrado!. 
Pues bien, seguramente no habré dicho nada que no se sepa ya, sólo que me asusta ver que prácticamente nadie (y menos los blogs) se hace eco de la falta de información que recibe el comensal en estos casos y repito que no estoy poniendo a este restaurante como ejemplo. Por lo que voy sabiendo, en el mundo del vino, sucede tres cuartos de lo mismo; osea que también habrá que plantearse eso de poner atención a la biodinámica (p. ej.) o comenzar a valorar, que un vino no esté filtrado y que sea respetuoso con la naturaleza; o lo que es lo mismo, conocer las diferentes partes de su proceso. 
Del mismo modo que un queso elaborado a partir de leche cruda, o una miel que no se ha sometido a procesos que merman sus cualidades, no a la fuerza es más caro y si resulta más beneficioso.

En fin, reinvindiquemos desde nuestro lugar como consumidores un presente y un futuro, con una alimentación saludable y huyamos de los fuegos de artificio, o por lo menos, limpiemos nuestras miras y revisemos nuestras exigencias en cuanto a la transparencia de los productores y transformadores. Es eso a lo único que quiero apelar, a la ética de consumo, a tratar de autoeducarnos, por que a veces sólo se trata de tener el conocimiento y obrar en consecuencia.
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Vamos con el menú; no me cabe duda de que en buena parte de los restaurantes que figuran en las estúpidas listas de la manipulación gastronómica, no comeréis igual de bien, ni pagando el triple:

Viernes  29 de abril de 2011

Por orden regué estos magníficos platos con una manzanilla de LA BOTA, un Algueira (uno de mis tintos gallegos favoritos), una copa de Pierre Pallard y una chupito de un delicioso licor de naranja KHURI, juntos con tres cafés Lavazza.

Aceitunas Manzanilla, Anchoa.


Láminas de Espárrago Triguero con Sésamo.


Erizos, Pan de Gambas y Tomate Raff.


Nem de Merluza do Celeiro Lañada.


Capuccino de Chirivias.


Fritura de Cabracho y Pil-Pil de Ají Amarillo.


Los Primeros Espárragos de la Temporada, Ajoblanco.


Alcachofas y Wakame.(Sin foto).


San Martiño Guisado en Mantequilla de Clementinas.


Cochinillo Asado, Fiunchos y Espinacas.


 Café de otra manera. 


Falso Plátano guisado.


El pan (de tres tipos si contamos el pan de romero que sirven como snack) es amasado y cocido en casa con harinas del país. Ya sólo por el pan, merece la pena visitar Casa Marcelo, además sin trampa ni cartón se incluye en el precio del menú; al que hay que sumarle un aceite de arbequina servido de manera generosa.

Como curiosidad, os dejaré una tercera novedad; hasta la aparición de los espárragos con ajoblanco, todos los platos se degustan sin utilizar cubiertos -salvo petición expresa del comensal-.

El nivel de todas y cada una de los platos que se han plasmado en las imágenes, es sencillamente brutal. Siempre hay un giro de tuerca en Casa Marcelo, evolutivos giros inesperados que quedan impresos en la memoria del comensal.   

Por último y para que nadie me acuse de "endiosar" a nadie, no haré una excepción y manifestaré mi descontento con la falta de detallismo de no haber sido invitado ni a uno de los tres cafés. En este caso me quedo doblemente fastidiado por que en caso de servidor, esto ha sido un hecho aislado e inesperado. De hecho no me percaté del mismo hasta la hora de archivar la factura, por lo que no se reflejó en la propina...
En fin nada significante, que me disuada  de volver a recomendar la visita al que en mi opinión es el mayor exponente de la alta cocina gallega.

 
¡Buen provecho!

sábado, 14 de mayo de 2011

Caldos, Fumets, Fondos...

...en el fondo, lo que importa, es el sabor.

Y por eso merece la pena arrimar las ollas a lumbre suave, para que con lentitud y serenidad cimentemos el sabor de nuestros futuros platos. Como bien se ha explicado en otros foros (NO SE PIERDAN ESTE), el disponer en nuestro frigorífico de unos caldos básicos como el de pollo, o un gelatinoso fondo de merluza (p. ej.), es un buen comienzo a la hora de darle alegría al paladar.

Cada vez soy menos perezoso, a la hora de elaborar estas preparaciones y es que es una cuestión de actitud. Cuando uno sabe que se va a pasar la tarde en casa (cuidando a los niños, limpiando las ventanas, escribiendo un insufrible post sobre una reciente visita a un restaurante, quitando el polvo al mueble del salón, desarmando la televisión tarareando una canción insoportable...), lo mejor es poner música de fondo e introducirse en la cocina, para lograr que de la misma acabe saliendo un perfume de lo más alimenticio.

Lo dicho; nada más básico que un caldo de ternera, o pollo, o marrano y otro de pescado, para rellenar el lote de botes de vidrio que se van acumulando en las encimeras, alacenas...
Os dejaré unas cuantas imágenes, para que os animéis. Si queréis ver el proceso bien documentado y explicado paso a paso os insto a que sigáis el enlace que os he dejado arriba y así me ahorraré el trabajo de escribir lo que ya está más y mejor escrito (ya se, ya se, soy un carota ¡tela!)...

Un buen principio para un fondo oscuro de ternera.-


Esencia de Maldonado (Deep Version).-




Esencia de Maldonado, no tan potente, pero también cundidor.

Para los que como yo seáis unos acólitos del congelador, os aconsejo que evitéis los tarros anónimos. Ese de la derecha puede ser pollo, crustaceo, ternera, o uranio empobrecido...


 Y algo que hay que recordar, es que hasta de los restos de la elaboración de los caldos, se puede rascar para cocinar una crema de verduras, o unas croquetas de pollo. No es alta cocina, pero alimenta...



Pese a la pobre calidad de la imagen; con el concurso de un caldo triple (el del propio salmonete, un fumet de bacalao y el de abrir los berberechos bien coladito), obtuve un arroz meloso con berberechos, salmonete y sus hígados emulsionados en el mortero con ajo, sal, pimienta, azafrán y perejil tostado.-


Lomo de cerdo con salsa de tuetano, orejones y pistachos al cava. Un fondo reducido a su centésima parte, ayudados de un Monterrei, unas cáscaras de cítricos, tomillo, romero y unos dados de mantequilla. El lomo de cerdo sellado en la sartén, asado en el horno y bien reposado para su servicio. Los orejones y los pistachos muy lentos en un cacito con cava (que había abierto días atrás, para acompañar un salmón, ¿os suena?).
Todo junto en un plato y ummmmmmmmm, ¡me lo como!!!

 



Rissotto con Foie al Monterrey. Como no, cocinado con un caldo de pollo que imregnó de sabrosura todos y cada uno de los granos de un arroz del que un día haré un minipost; ACQUERELLO RISO BIOLÓGICO (Arroz envejecido 1 Año).


Y como lo que importa en el fondo, es el sabor; os dejo con este salmonete sobre patata confitada de mala presencia, pero de gran suculencia.-
Todavía me dejo en el tintero, un caldo de pichón con grandes resultados. Ya saldrá a otra DANINDhora, en el mismo DANINDlugar, ya saldrá...
¿Que alguien no quería caldo?..., ¡tropecientas tazas!

domingo, 8 de mayo de 2011

Me aburro, no se que hacer... ¡VOY A COCINAR!

Dejaré constancia, en una serie de post con el título que se lee arriba, de mis ñapas más recientes, que aparte de servirme como alimento, solucionaron esas mañanas, tardes, o noches en las que no te apetece salir (o más bien NO SE PUED€ ) y te enfrentas con mayor o menor suerte a los fogones.

Como soy muy fan de David de Jorge; os repetiré el consejo que no deja de dar programa tras programa:
"Quitaros la pereza y poneros a cocinar, que es lo mejor que os llevaréis de este mundo".

Aunque el resultante sea la ristra de chorradas que veréis a continuación; siempre es mejor que la enfermiza comida industrial.

DOS RODAJAS DE SALMÓN (que no era salvaje, pues se dejó hacer sin oponer demasiada resistencia), UN ASALTO A LAS ALACENAS Y AL FRIGORÍFICO. A VER QUE SALE... -Aunque lo parezca, no intentaba hacer sushi-.

Primero de nada, que nadie ponga como excusa el no disponer de tecnología punta. Yo, de vez en cuando, hago platos dignos en el artilugio que veis en esta imagen. 
De las ventajas de vivir en un humilde piso de alquiler en vez de estar ahogado en una hipoteca, ya hablan los demás post...
Cuando no se sabe bien que hacer, lo más divertido -o a mi me lo parece- es olvidarse de métodos y hacer tormenta de ideas con un lote de ingredientes.




Claro está el ingrediente principal, merece que le dediquemos su tiempo

 Aquí ya tengo algo parecido a un ceviche y unos tacos desiguales, poco vistosos, pero sabrosos con el marinado de salsa de soja, aceite de sésamo y AOVE.


Un aliño, me recordó; "tengo en la nevera una lechuga en grave peligro de descomposición y a los amantes de los rallyes que vociferan en el salón, con la misma les apetece picar algo"



 El ceviche (llamarle X, si lo prefieren), sobre una patata bien cocidita, con su piel y todo.



A mi, que soy un guarro del copón, me gustan las pieles crujientes, con su grasilla interior acabando por formar parte de mis niveles de colesterol y, por lo que se vió, a alguno más también.


Lo dicho, no quería hacer sushi, sashimi, ni nada de eso; pero debí haberme pensado mejor como se come esa  salsa con almendras con brochetas... Creo que con esto me bajaron una barra de pan, si es  que con comensales agradecidos, ¡no hay fallo!!!

24 horas después, estos tiernos tacos de salmón marinado con un leve salteado, me sirvieron de cena ¡estos si!!!

sábado, 7 de mayo de 2011

A GABEIRA 4.0 -Ferrol-



Cuarta visita, de ahí la chorrada del 4.0, a este reconocido restaurante situado en Balón, a las afueras de Ferrol.

Quiso Diós (y esto viniendo de servidor,  lo pueden ustedes tomar a cachondeo), que me acompañase el mismo individuo con el que había ido la última vez, para corroborar que esta fue enteramente superior, en cuanto al resultado de la gastroexperiencia en si. ¿Que decir de A Gabeira?, pues lo de siempre; que es un clásico, que raya cada vez a mayor altura, ofreciendo unas carta de comidas extensa a la par que lograda -difícil tarea- y otra de vinos enorme (300 y pico referencias) y de precios lógicos -dado el entorno, creo preferible utilizar este término antes que "contenidos, o baratos."-.
El servicio acompaña cada vez más y mi fidelización hacia el negocio es ya un hecho, que viene dado por lo anteriormente narrado y por la casi siempre agradecida proximidad geográfica.

Esta visita me ha dado el puntito de experiencia para recomendar que se preste mucha atención a las sugerencias fuera de carta. En esta ocasión tenían lamprea, camarones y algún plato más que no recuerdo.
Espero que mi siguiente visita a este restaurante, de como fruta la narración de un menú degustación encargado con suficiente antelación, como para que el cocinero pueda poner todo su mimo en su elaboración. De todos modos y pese a haber surgido sin haberlo planeado, creo que la comida, da para la realización de una GUÍA RÁPIDA DE GRANDES HOMENAJES (así, con mayúsculas).-

1. Llegada 10 minutos tarde -marca de la casa-, suficientes como para que se den cuenta de que aún no ha llegado el cliente, pero no como para que se acuerden de toda la  familia del capullo ese que no da señales de vida.

2.Habiendo dejado el escorpión que de vez en cuando se instala en mi bolsillo -doy fe que de las experiencias aquí relatadas, mejor sería que hubiese acompañado de vez en cuando- y comenzar a abrir boca con un aperitivo sin fisuras. Unas cigalitas, de esas frescas y bien sabrosas.... de esas que se acompañan de un jugo responsable de que mi cupo de pan quede caput para el resto de la comida y media botellita de cava para bajarlas, ¡que menos!!!


Antes había llegado un aperitivo de la casa que recuerdo de casualidad, por que al lado de los bichitos, se quedaron en na. Una ensalada de primavera, bien, rica con una especie de mahonesa más ligera de lo habitual.


3.A por todas con los entrantres, lo de compartir lo dejamos para otro día. El huevo a baja temperatura con setas, crema y velo de tocimo a.k.a. Joselito; no se, pero si esto en no es porno... Si no es porno, no se que es, por que a los ocupantes de las otras mesas les he debido de dar asco, o ganas de pedirlo.., Ya sabéis, el típico "de primero me va a poner eso que está tomando el tipo de ojos en blanco, que no para de gemir".

Los canelones de matanza que se zampó el fartón que tenía enfrente, tampoco tenían mala pinta.

4. A ver que vino pides para tremendos platos... pues la llave que abre TODAS las puertas (algunas de un patadón, tipo poli yankee) se llama La Cueva del Contador 2004. Nota de cata:
O te gusta.
O te gusta mucho.
O matarías por otra copa, que es mi caso; bueno mi caso es más el de morir que de matar,  pero esa es otra historia...
Eso si, señorita, tras tan elegante decantado; me lo enfría si hace el favor, que no mola comenzar a 20 ºC...

5. Uffffff, tienen la pechuga de Pato Barberie Hembra; no me resisto.
Lombarda, ligero cremoso de queso no llegaron al éxtasis de los raviolis que la acompañaban mi primera vez; pero taba de muerte la pechuguita.


El bacalao rebozado en brona, era asunto serio -pese a la brona, ejem...-. Se deshacía en lascas, desplegando una serie de aromas que llegaban a mi pituitaria desde el bando contrario!!!






6. Por cierto, a mediados de los principales, La Cueva comenzó por fin a abrirse, coronando a sus bebedores, con el merecido premio premio a la paciencia, elevándose por encima de cualquier otro alimento que se haya posado en la mesa. Como de bien nacidos, es ser agradecidos; le dedicamos su tiempo tras haber elegido los postres y haber pedido un merecido paréntesis.

7. Los rulos de mandarina, rellenos de crema, con su sorbete de manzana o el milhojas de fresa y chocolate blanco (creo recordar, ¡si estamos al homenaje, no estamos a apuntar!), son postres finos y cargados de sabor como pocos. De entre los cienes y cienes de postres que adornan la carta de A Gabeira, yo os recomiendo las preparaciones que incluyan prearaciones similares a la de estos rulos con helado. El cocinero los borda; sencillamente inigualables. Es más, me arriesgo a decir que superiores  a la mayoría de postres megacomplejos de la actualidad gastronómica.


¿Algún vino dulce para las sobremesas?, pues para no bajar el nivel ante el vinaco que nos estábamos cascando, sería necesario un Oporto o un Tokaji de esos que son el triple de caros que la cuenta a abonar y de donde no hay...

8. Dos buenos expresos (por barba) y Gin Tonic, Brandy, más vino, ¿a donde vamos ahora?, etc, etc...
 
Concluye aquí este  poco recomendable relato, de una comida más que recomendable.

domingo, 1 de mayo de 2011

Repitiendo en El Mercadito "por partida doble" (Santiago de Compostela)

En una entrevista al director Bigas Luna, oí afirmar al mismo que cuando algo le gustaba sobremanera; prefería tener ese "algo", repetido. Pués está clara la analogía; El Mercadito es uno de mis restaurantes favoritos y de los pocos en los que prefiero disfrutar de una comida antes que de una cena (ni idea de por qué); pero en esta ocasión disfruté de dos veladas en el local del chef Gonzalo Rei.
La cosa es fácil de explicar; mientras disfrutaba el menú gourmet del que disponían ese día, me encantó volver a vivir el que considero como uno de los mejores servicios de platos y sobre todo del vino.
Diego (somelier), es un apasionado profesional que inevitablemente logra transmitir dicha pasión al comensal y no anima sino a dejarse en sus manos para que un menú degustación de lo más variopinto, pueda accederse en maridaje con tan sólo una botella.

El menú, que a continuación describiré con suma brevedad -lo prometo-; lo disfruté con un vino que me direon a conocer en Casa de Comestibles. Aprovecho para agradecerles que hayan puesto en mis manos tal hallazgo; pues tres de mis mejores comidas se acompañaron de este vino tan evolutivo y lleno de matices.

En fin y a lo que iba; si quien sirve el vino, conoce este tan a la perfección como los platos del menú, puede lograr de una comida; una montaña rusa en el levitar de los sentidos, de lo más provechosa. Creo que en eso se diferencian los profesionales; de los profesionales excepcionales y cuando se acude a un restaurante; se come, claro está que de un modo metafórico, TODO el restaurante.
Por que estaréis de acuerdo que la misma comida en medio de un vertedero o en una nave industrial abandonada, no sienta igual de bien.
Muchos tambien estaréis de acuerdo que teniendo a Bustamente, a King africa, o lo que es peor, a Shakira, de fondo musical; la vianda tampoco se digiere igual de bien.
Pues del mismo modo el camarero malahostia, por bien que haga el resto, o el que te saca el plato de delante con ese pedacito de lo que sea que aún podrías acompañar de ese nada de guarnición que meticulosamente has reservado, o el que  te mira como si estuvieses bajando de un platillo volante en el momento en que te dispones a disfrutar de una agradable y apacible cena en soledad. O, el que cuando preguntas ciertas características de un vino te responde "pssse, si lo tenemos en carta digo yo que estará bueno". O, el que parece tener como acometido principal, lograr que comas en menos de una hora, O, O, O, O, O, O....
Estar oyendo como el chef, baja a todos los santos del cielo y abronca a sus compañeros a grito pelado, tampoco mola...  ...a ver si va a parecer que tengo algo en contra de los camareros (porque NO). 

Como ya habré convencido a más de uno y otros ya estarían más que convencidos de que el restaurante se come TODO, con cabeza y espinas... hablaré de lo que allí se comió:


Como aeperitivo un estupendo steack tartare de ternera que, siendo de los que se condimentaron, más de lo que en principio me gusta; me agradó al 100%
La ensalada de tomate marinado relleno de brandada, sobre fondo de menta nunca defrauda; aunque en esta ocasión hayan prescindido de la aceituna negra.

El pulpo con parmentier de ajada estaba perfecto de punto y se maridó con una copa del Hipperia expresamente oxigenado para que el plato tuviese algo que hacer frente a su todavía desbocada -aunque agradable, en mi opinión-  potencia.
El huevo a baja temperatura, con su mojo, su cremita y sus lascas de bacalao se coronaba con un finísimo -tan fino como la cocina del maestro- chip de ajo; que en su conjunto, rayó a alturas celestiales. Con el pescado, lo que más me gustó del menú.
Dicho pescado fue una merluza confitada con jugo de pomelo, percebes y crema de codium. Sutileza, punto y gran combinación de ingredientes. Perfecta, pese a tratarse de  TAN MANIDA merluza.
Gallina en pepitoria con alcachofas fritas . Muy buen punto, algo excesiva la salsa; pero se agradece probar algo distinto dentro de estas degusdaciones.
Esta quenelle de chocolate abraza el mundo salado y el dulce. Deliciosamente potente.
Finísimo hojaldre con crema de vainilla. No tiene rival el hojaldre este. (SIN FOTO)

Lo creais o no, no reucuerdo de que se componía este postre. Digamos que en sobre una crema X nos encontramos un helado y una especie de torrija caliente.
Si recuerdo que me gustó.
Con un par de cafés y el oporto blanco con el que acompañé los postres, me despedí de mi mesa, hasta la noche. Me espera un arroz con foie, un entrante todavía por escoger y un postre. Diego tendrá carta blanca para los maridajes; o sea que ya me tardaba hacer la digestión.

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En esta ocasión -ya de noche- el aperitivo consistió en unos mejillones escabechados con aguacate. Dificilísimo maridaje; que vino a cargo de un godello. Esto de catar los vinos a ciegas es la leche -y para alguien tan limitado como yo, ni os cuento-; llegué a pensar en algún vino de Rueda; pese a que en nariz sí me recordaba al godello.
Como entrante pedí media ración de huevo a baja temperatura con pisto. Me encanta esta preparación, la verdad que Gonzalo la borda. Se acompañó de un semicrianza de Emilio Moro; Finca Resalso.
A modo de sorpresa, llegó a mi mesa un foie con fresas asadas. Se maridó con un sorprendente cocktail de ron y amaretto.
El cocktail, dejaba un gusto a madera en boca que ayudaba a juntar y a equilibrar los sabores de los ingredientes.  Me pedía en plato tanto para las fresas como para el foie, un buen golpe de pimienta recien molida.
Por ultimo el arroz cremoso de boletus con foie, mostró el saboir faire del cocinero para los arroces.
Se maridó acertadamente con un oporto blanco.

Para este postre me sirvieron un Juve & Camps rosado. Fresco, sin complicaciones.
En fin, un restaurante para volver y volver a disfrutar.
He comentado este restaurante en varias entradas e incluso una se ha quedado por voluntad propia en el tintero -ni mucho menos por mala-; digo esto por que llegado este punto es muy posible que deje de postear mis visitas al mismo, no siendo que encuentre alguna novedad o noticia de interés.
Por último os dejo un enlace a un blog que acabo de conocer, "APRENDIZ DE CHEF"; así podéis contrastar...

Sucedió esto hace unos tres meses, disculpadme por las deficientes fotos y mi escasa memoria.