lunes, 18 de julio de 2011

Un momentáneo lapso de razón.

El tren se ha detenido bruscamente para pedir a los lectores que sigan el siguiente enlace, por que se puede decir más alto, pero no más claro:




Un momento, tómense tan sólo un momento, para leer algo que merece la pena ser leído.

El espíritu gastronómico unas veces se nutre a base de caricias y otras, a base de bofetadas.

De nuevo, a bordo del vagón del disfrute. A Estación, (Cambre)

Ya se que he posteado experiencias varias en este restaurante, aunque es cierto que ya se ha quedado alguna que otra en el tintero y es que A Estación, es uno de mis restaurantes de cabecera y lo es, básicamente, por su propuesta y su proximidad geográfica.
El caso es que tras unos meses sin haberlo pisado, he salido con la sensación de que cada vez más y cada vez mejor. La verdad que pese a que he manifestado en más de una ocasión, mi escasa credibilidad en las guias gastronómicas tradicionales; tengo la sensación que la estrella sienta fenomenal a este restaurante. Como con casi todo, sucede que las mismas prendas sientan mejor a unos que a otros...

Voy a dar unas breves anotaciones de los platos. Puede que resulte aburrido, pero sencillamente, lo merecen.


Crema de ajo con migas crujientes de brona y empanada de xoubas. El mejor salado de la tarde y punto pelota; así como lo leéis y no por que los demás fuesen Pecata Minuta. Esa sopa de ajo vale una carrera y la empanada deja en mal lugar a la mayoría de las que he probado. Se me puede creer, que mi nivel de satisfacción tras este consistente aperitivo, ya había justificado el desplazamiento a Cambre.

Salmón ahumado al momento con milhojas de manzana y requesón de A Capela. Buén salmón, con importante toque de ahumado y una ensalada que plagié al día siguiente en una versión a lo all together.
Por sacar un defecto (soy feliz así, criticando por criticar), las hojas de lechuga venían sin la escolta del bien hallado, aliño.
Carrilleras con pasta y boletus. Había acudido al restaurante debido a un antojo que tenía con este platazo. Las carrilleras de A Estación continúan siendo mis favoritas y la guarnición que las acompañó en esta ocasión, redondean este contundente plato.
¡Que gusto da ver todo en su sitio!; la cantidad perfecta, todos los ingredientes en su punto de sazón y cocción. Aquí cocinan maestros y lo hacen con buen producto.

Este coulan con helado de naranja y ace a la vainilla en reducción, es un  primor. He tomado ese postre, o similar en muchos sitios (ya he publicado una versión de otro similar); pero este se lleva la palma.

Unos buenos pettit fours, un buen café AL QUE FUI INVITADO y me voy contento para casa, por que llevo el estómago repleto de alegría y me han dispensado un servicio digno de un zar. ¿Que más queréis?