domingo, 31 de octubre de 2010

Restaurante Galileo (OU)

En mayo del 2010, sucedieron estas visitas que paso a narrar. A MI antigua usanza; con cuenta desglosada. El que lea con atención; deseará pisar el mismo suelo, que yo pisé ese día.
El pasado viernes 15 de mayo, decidí resarcirme de mis frustradas vacaciones de semana santa, visitando Adegas Cachín, donde me hice con una caja de su fantástico Peza do Rei '07 de barrica y cenando luego en un grande; el Galileo de Flavio Morganti.
Resumiré brevemente la visita a la bodega:

Tras refrescarme en Casa Cachín, después de un viaje de vistas imponentes y más curvas de las que puedo contar; un amable César Enrriquez, responsable de Adega Cachín, me recibió amable y me condujo a la bodega donde prepara el fantástico vino que cion sumo gusto, acababa de probar. Tras un vistazo a la misma, con prueba del tanque incluida; me despido del amable bodeguero con una caja de seis botellitas bajo el brazo.
Este impresionante Ribeira Sacra se elabora con buena materia prima y un buen cuidado de la misma. "No tiene más", asegura César Enrriquez.

En ni opinión el Peza do Rei que elaboran en barricas de roble francés ( de 300 y 225 sólamente para dos cosechas) se merece sobradamente los premios que ha cosechado incluso antes de llegar al mercado. ¡Gracias señores!

Ahí por las 22:20 entré en el aparcamiento del Galileo; respiré hondo y salí a dejarme maravillar por su cuidado jardín. No pude evitar tomar una imagen del exterior de uno de los comedores; eso si con el móvil, para nada le hace justicia. El interior de una impecable decoración; tiene tras el hall de entrada, una importante biblioteca plagada de libros sobre gastronomía, entre los cuales se encuentran todos en los que el autor es el propio Flavio Morganti. Unos sofás invitan a visitar el local con tiempo para ojear alguna de esas publicaciones y al relax previo a la jornada gastronómica.

Avanzando unos pasos, podemos ver la acristalada bodega, tan amplia que da ganas de entrar y continuando el pasillo, se arriba una recepción de marcado acento moderno y, al igual que el resto del local, cósmico. No es broma, ni una de mis idas de olla; por los materiales y la decoración hay dos cosas que no se pueden olvidar en ningún momento; que estás en el Galileo y que el Galileo está en Ourense. La piedra lo recuerda a cada momento. La cocina está en la planta baja y los comedores están arriba. Uno de ellos interior con unas imponentes mesas y otro, el acristalado que da al jardín.

¿Por que una descripción tan exhaustiva del local?; pues por que me parece el mejor en el que he estado nunca, por su ubicación en una especie de pazo o casona de piedra; los diferentes espacios de los que dispone, la amplitud del mismo (con una separación entre mesas a tener en cuenta), la tranquilidad, lo bien integrado que está en el paisaje, lo bien que se conjugan los elementos modernos con su antigüedad y la PERFECTA iluminación. Además, el buen gusto es la salsa que napa todo este conjunto de virtudes.

Hay otro aspecto aparte de la fantástica cocina de Flavio Morganti que quisiera destacar del Galileo; el trato, empezando por el propio Flavio, su esposa que está en sala y uno de los mejores sumilleres que me han atendido.
Brevemente la pitanza en forma de menú degustación:

Aperitivo triple; brocheta de habas y gamba, evolución de cocido y minicroqueta. Bien, bastante bien en conjunto, pero no de flipar.







Entrante a cargo de un milhojas de pulpo y queso sobre patata tibia. Ahora sí, de morirse, para cerrar los ojos cuando el bocado toma contacto con el paladar, cuando menos.




Brocheta de langostinos sobre salsa de curri; suena a poca cosa; no lo es, es un plato fantástico con producto de nivel, con mucha mano y el resultado es de otro entrante de cerrar los ojos.




Contemplad ahora un plato italogalego; los raviolli de grelos con relleno de lacón. Buenísimos, al igual que la salsa; plato de potentes sabores que se encargó de que no me fuese del Galileo sin probar la pasta.







Creo recordar que esto es una lubina salvaje con una fantástica y completísima guarnición; un arroz perfecto de punto, setas, espárragos... y todo con unos caldos y unas salsas que alejan al plato de alguno de los anodinos pescados que tengo probado. Por cierto el punto del pescado, de libro.


Quiero incidir en mi visión de pescados anodinos; me encanta el pescado, pero algunos cocineros parece que cuanto te sirven una merluza se están preocupando más por tu linea que por alegrar el paladar. Este es un ejemplo de lo contrario; riquíssimo.

La carne la elegí yo mismo, el resto del menú fue una sorpresa.



"Danielo, buena elección", pensé al ver este fantástico solomillo de vaca con foie.
La carne estaba perfecta de punto; el cuchillo la llevaba igual de bien que al foie. Juro que mientras escribo esto, estoy salivando.

Por último los postres; que me pareció el apartado más discreto de la comida, pero que estaban muy buenos; sobre todo el sorbete y esa especie de tiramisú servido en copa.


Y como no, café sólo con unas pastitas a modo de pettit fours.



Esta degustación de platos se acompaño de un rico alvariño como aperitivo y un Torre Muga del 2004 como vino principal. Impresionante Rioja en estado de gracia, que merece la pena probar, pese a su elevado precio.
Para los postres un Tokaji standart de rechupete y arreglado de precio a comparación con lo que suelen costar otros de idénticos puttonyos.
Requeterematé con un gintonic de Fever Tree (mi preferida; incluso a las que la triplican en precio) con Hendrick's, que merece mención especial por su preparación; en la cual infusionan con agua caliente las cortezas de lima- limón; añaden hielo en cantidad sin enfriar "su" cantidad de destilado y la tónica con un removido suave. No es mejor que la que preparan en Acio (p. ej.) con el clásico preenfriado; pero es distinta a todos los que probé.

Si no fuese por el vino y el coktail final, la cena degustación me hubiese salido por 58 euros. Ya me diréis si El Galileo es caro y ya me diréis si no se merece ser alumbrado por una estrellita, más que la mayoría de los que si la tienen.


LA CUENTA:
Entradas y pan............2
Torre Muga..................72,00
Menú degustación......55,00
Vino postre...................2,50
Hendrick's....................12,00

TOTAL: 143,50 - 3,50 = 140 Por que si, por que este NO es otro restaurante más de peseteros; que no te invitan ni a un café. Yo lo tendré en cuenta la próxima vez que me deje caer por Ourense y me pueda permitir un homenaje; que por poco más de 50 euros cae perfectamente un primero, segundo, postre; café y vino modesto. Por cierto, no lo había dicho, tienen una amplísima carta que podréis consultar en su espléndida web.

jueves, 28 de octubre de 2010

A Gabeira por tercera vez... (Los Ferroles)

Aprovechando un día de cierto movimiento musical por los alrededores y como celebración de una buena nueva, me acerqué acompañado de uno de mis puntales gastronómicos (para comer hai xente), por los Ferroles a visitar uno de sus baluartes en lo que a restauración se refiere.
A la hora de reservar mesa, me comunicaron la posibilidad de comer en la terraza. No es que sea uno incondicional del terrazeo, en lo que a disfrutar de unos buenos platos se refiere. Puntillas de calamar, zorza o boquerones si, pero no cuchillo, tenedor y servilleta de lino.
El caso es que me llamó la atención el hecho de que ni siquiera sabía que disponían de terraza y como el día se prestaba, me animé a probar.
Tras haberlo hecho, continúo pensando igual; la sobremesa mejora, pero la vianda no.

Leyendo por tercera vez la carta de vinos que ofertan en A Gabeira me percato que es más apabullante de lo que recordaba. Impecable en cuanto al tema precios (ojalá se pudiese decir lo mismo de las demás) quitando alguna excepción, contiene un importante número de D.O. y cantidad de referencias interesantes, que en Rioja se muestran interminables. Viendo esto y motivados a celebrar; nos dimos especialmente al disfrute de los caldos.

El empujón fue tal, que la primera opción nos llevó a elegir entre un Cueva del Contador o un Mauro VS; que se llevó la palma a causa de que se había acabado el salpicón de lubrigante que ese día tenían fuera de carta (pena penita, pena, por el salpicón y por el vino).

Del Mauro VS del '04(D.O. Vino de la Tierra de Castilla y León), poco que decir; tremendo vinazo, más refinado que su hermano menor y que pasada la mitad de la botella ofreció unas interesantes notas que, incluso yo, puedo señalar con suma facilidad; el color picota, la madera presente pero domada, sabe a su color (fruta negra), más fresco que el Mauro, con bastante especia, torrefactado y sin una abstringencia brutal.
Lo dicho, un fino fácil de catar y de disfrutar pese a su complejidad; más debo reconocer que no me merece la pena pagar lo que cuesta, con respecto al Mauro standart.

Este es el aperitivo de la casa; bonito con tomate ecológico. Bueno y natural; es más de lo que muchos pueden presumir.

Como entrante elegimos el foie marinado en P.X. con crema de manzana asada y un salteado de sitakes con langostinos y foie.

ME gusta el foie, ¿que queréis que os diga?, pero lo de los sitakes con langostinos y otra vez el hígado, fue antológico. Hay un maestro cocinando en A Gabeira, esto no sale de casualidad; destaco unos langostinos perfectos de tamaño en un punto y sabor orgásmicos.

En cuanto al Foie; pues eso me encanta, pero pese al estupendo producto, no me ha hecho flipar como si lo hizo en su día el de El Mercadito, o el de Maruja Limón, o el de Eirao da Leña. No diría por la preparación mid cuit, si no por la combinación de ingredientes.

Lo que además es de agradecer, fue que dividiesen en dos la ración de sitakes y lo de "dividiesen"es un decir; por que prácticamente nos dieron una ración a cada uno. Así mola... y mucho.

De segundo un solomillo asado para ambos, en el punto solicitado; generosa ración, muy buen género y una preparación en exceso clásica y tradicional, acompañado de patatas y pimientos.

No quiero líos con esto de "tradicional", el que quiera entender, que entienda. Por mi parte me parece un debate de lo más aburrido.
Por cierto, he de señalar que mi elección había sido el cochinillo prensado, del que dispondrían hasta la noche. Es raro que no lo señalen en carta, pero esta vez así fue.

En cuanto a las sobremesas; para mi, un chocolate en texturas con guindas que no llegó al nivel de algún postre parecido que disfruté en Maruja Limón y ni de lejos al "chocolate en 5 texturas" del Alborada.

Para el otro comensal, unos canutillos rellenos de crema con sorbete de manzana (creo) que fueron la repera y que curiosamente fui yo quien recomendó su elección.(¡Cachis!)


Por mi parte acompañé con un Opoto vintage.

He de admitir avergonzado,(ni de coña) que para el disfrute de la carne se abrió otra botella de tinto. Uno de esos megapotentes que tanto me flipan y que es pura leña de Toro.

Si alguien lo acierta, le doy a elegir entre unas cuantas posibilidades mi próximo destino de comilonas.

Me dejaba un punto y ya que me he quejado en ocasiones previas; he de decir que ya disponen de carta de postres. Bien!!!

lunes, 25 de octubre de 2010

El Corral del Indianu (Arriondas)

LAS SENSACIONES (Empezamos por el final)


No quisiera convertir este post en algo enciclopédico, imposible de tragar, aunque el alucine que me produjo la visita a este RESTAURANTE, me impulse a ello.
Me veo animado a sentenciar, a modo de ultraresumen, que este restaurante galardonado con un estrella Michelín me ha dejado con la sensación de haber pisado por segunda vez un tres estrellas, con idéntica calidad en una propuesta culinaria insuperable, con un local que al pisar su interior, te regala la misma sensación y con un servicio de idéntica calidad, aún sin tanta cantidad.
Todo esto a precio precio de monoestrellado (Entiéndase monoestrellado gallego, que yo no vivo en Granada).


No está en mi ánimo el que se hable de la guía, ni se arme debate la respecto. Ya sabemos todos que el hecho de que sólo haya pisado un tristar en una ocasión, no me da perspectiva para emitir dicha sentencia; conocedor de esto, no me retracto de la misma.
Solo me sirvo de la conocida guía para explicar (con un ultraresumen) el standart de calidad que allí me topé.
La sensación resultante fue mi máximo nivel de emoción.

Debo señalar además,  una cualidad de la cocina que practica un omnipresente José Antonio Campoviejo (esa noche fue chef, relaciones públicas, camarero, sumiller y gran conversador), es una palabreja que no ceso de repetir; LA FINURA. No paro de repetirla cuando algo me gusta y me emociona.
Voy a pasar del diccionario de la R.A.E y me apropiaré del término mediante esta explicación:
Quiero decir que una creación culinaria es fina, cuando el producto se aprobecha al máximo y se extrae del mismo, aparte del más auténtico de los sabores, la presentación del mismo bajo las formas y texturas que subliman el plato y logran tal fiesta en el paladar que te hacen levitar. Emoción sin rudeza (sin peleas entre la preparación clásica y la innovación, cojiendo lo mejor de cada parte) y sin trampas químicas (o las justas); veréis varios ejemplos a lo largo de este menú.

Si pincháis aquí veréis una entrevista a este monstruo de la gastronomía.



EL VINO

Hacienda de Monasterio 2005. Este Ribera del Duero es un vino para llorar y posee una cualidad que arropa sus múltiples bondades; de nuevo la finura. Es mi opinión, aunque sabido es que no soy entendido en la materia. Sin duda uno de mis caldos predilectos.

Pinchad aquí si os interesa ver la ficha del producto y aquí si queréis ver la web de la bodega.

En la carta de vinos J.A.C.V., propone una interesante selección de 99 vinos. En dicha selección está todo lo que se pueda desear(espumosos, dulces, blancos, tintos, de tó). Se advierte, que la selección no se supedita al origen de las bodegas, si no a la calidad del resultante y tras haberla ojeado; me lo creo.



LOS PLATOS

Nada más sentarme en la mesa, la camarera que me atendió, me ofreción un aperitivo y mientras enumeraba los tipos de caldo de los que disponía para tal propósito; la palabra Amontillado sedujo a mis oidos.
Si, es raro, el amontillado es un caldo para el que tengo que tener el día. Me pareció un "buen extraño" comienzo. (siento expresalo de un modo tan extraño)

Comenzamos con una traca de aperitivos, que aquí sirven haciendo gala del sentido común respetando los tempos y la cantidad de pequeñas creaciones que aterrizan en mesa.


Un aceite Castillo de Canena variedad picual en edición limitada"primer día de cosecha".

El aceite se acompaña de buen pan de Cea (Ourense), una torta de anchoas y tres sales.
No me olvido del tembloroso de foie con manzana ácida. Fino, rico, fesco, distinto (...y la comparación odiosa del post es...) pero me acordé de los aromas y la cremosidad del que preparan en Pepe Vieira y sencillamente di gracias de que por lo menos se asomase algo de foie al menú.


Por que menú degustación largo sin foie, ni es menú ni es na.
En el interior de este recipiente con forma de lata, venía una Anchoa con queso de cabra afinado en ceniza.


Pan, aceite, tomate y albahaca. Suena bien, sabe mejor y la textura que logran a base de emulsionar el pan de cea con el aceite es, es, es... Me quedo sin palabras; uno de los platos que ocupará un lugar privilegiado en mi memoria. El servicio y las expllicaciones sobre su elaboración; sencillamente sobervios.


Interiores de pitu, ostra y papada ibérica. Mar y montaña; o eso evocan los ingredientes. Mención aparte para la papada, que de nuevo se puede obserbar a modo de finísima e inedita emulsión. El trabajo que tienen detrás los platos, acojona sólo de pensarlo.


Espero no leer ningún blog de Asturiano o foráneo tirándose el royo de que aquí practican una cocina sencilla y tal Pascual.

Ternera ecológica atunizada en un remake de Vittelo-tonatto. Esto hay que explicarlo, claro. Pues no me voy a matar; sólo daré datos que llegaron a mis oidos, de la boca del sr. Campoviejo.


Las terneras que se utilizan para este plato, pastan al lado del mar y se atunizan, aparte de con los pastos, mediante una cocción con lascas de atún y caldo de atún. Finaliza el apartado frío con una ternera diferente a todo lo que he probado con dicha materia prima.

Este plato (el siguiente) se había eliminado del menú por que el tamaño del producto principal, no convenció al chef;  pero decidió servírmelo a modo de extra, para que palpase el concepto del plato en si mismo. Sardinas, fresas a la pimienta, tocino ibérico. Los lomos de sardina no eran gigantes, pero si hacían gala de una meticulosa limpieza y buen sabor, que combinado con unas fresas que eran pura mantequilla; la cosa subía de intensidad. Un pescado azul domado con fresas es cosa fina, pero la manera de incorporar el tocino ibérico, en forma de salsa plena de sabor y que te sirvan esto en un plato caliente para ampliar disfrute del mismo es para... para... ...para evitar la frase porno del post, diré que estaban muy ricas las sardinas.


 
Patatínes rellenos de jarrete glaseado y crema de tupinamba. Sabor, sabor, sabor, sabor, sabor, sabor, sabor y lo demás son tonterías. Ah, y ya que me lo ahorré en el plato anterior, puedo decir que estamos ante un plato orgásmico.



Fabada, (sabores de antaño y texturas de hoy). Supongo que no pasará nada por confesar que había visto el plato en alguna imagen y me parecía un pelín paja mental, en plan "manida reinterpretación de plato tradicional" de la cual yo suponía que no aportaría gran cosa. Tras haberlo probado sentencio que este plato vale una carrera.


 
Bonito, chutney de cebolla, manzana y almendras verdes. No se por que juraría que era atún. Por las anotaciones del chef, se que la particularidad del plato, es la cuádruple cocción que utilizan para transformar el producto:


 
Salado.
Marinado en aceites aromáticos y jemjibre.
Cocción al vacío (obligadamente a baja temperatura).
Y por último un golpe de horno.
Resutado; el rudo pescado desfila por mi boca con más finura y elegancia que nunca.

Paloma torcaz asada (punto perfecto), boniato, cremoso de gamoneu y tosta de sus interiores. Fue esto último lo único que no me convenció del todo. Lo demás es el olimpo de los carnívoros como yo.



El queso artesano de leche cruda de vaca Rey Silo, lo sustituí por un curioso postre de quesos asturianos con helado de chocolate blanco. Lo dicho; curioso. Prestad atencíón a la disposición a la hora de cambiar un plato; atención a la flexibilidad a la hora de hacer cambios; estos pequeños actos que transforman calidad, en calidad suprema.


Chocolate frito, helado de mantequilla tostada. Este es el tipo de postre por el que mataría; impresionante chocolate y ojito con el helado de mantequilla, ¡ojito!. Juraríase por la textura, que la Francisco Jet, intervino en la elaboración.


Bombones de té y cuajo de queso de los beyos, membrillo y frutos secos para acompañar el café y para acabar conmigo también.



La copa de brandy con la que rematé, fue tan medicinal como lúdica.
El Corral del Indianu; inversión en felicidad. ¡Bravo!.

domingo, 24 de octubre de 2010

Setas 2010

Daré unos brochazos del fin de semana más fructífero (hasta el momento) de esta temporada de setas.
El jueves por la tarde me animé a dar un paseo por el monte, acompañado de un cesto "no vaya a ser".
La verdad que este otoño, seco como el sólo en los últimos días, no me inspiraba demasiada confianza, pero fueron dos horas escasas rentabilizadas en forma de una buena captura de boletos bayo (boletus badius), edulis y níscalos (lactarius deliciosus).
He aquí:


 
Ahí las véis listas para cocinarse; aunque lo que hice en esta ocasión fue confitar los edulis en aceite de oliva, para conservarlos en dicho aceite, metidos en tarros al vacío. Con las otras dos especies, me limite a pasarlas por la sartén con un chorro de aceite y un diente de ajo; escurridos y al congelador.
Esta es una manera rápida, fácil y eficaz para una larga conservación.

La noche del viernes asistí a un curso de iniciación al mundo de los hongos y las setas, que se impartió en A casa da Estación (Pontedeume).
No se os ocurra buscar esto en las guias gastronómicas; si queréis saber de que va eltema, aquí teneis un enlace a su página en Facebook.













José M. Castro Marcote, un ilustre de la micología, que junto a otros dos autores, es responsable de una publicación infaltable en la biblioteca de cualquier aficionado que se precie -Setas de Galicia-, se encargó de impartir la charla; además de presentar su último libro,"Guía de cogomelos dunares do litoral atlántico galego" y hacer de guía en la siguiente jornada.

 

El sábado tocó madrugar para ir al monte y podéis ver que de  nuevo, se superaron las espectativas.


De vuelta en A Casa da Estación, reunimos un buen conjunto de especímenes para su selección, estudio y futura transformación en platos como un risotto, un carpaccio de edulis, boletus edulis y erythropus a la plancha , revuelto de níscalos, pisto y 5 empanadas de diferente tipo (níscalos con atún, lepiotas, boletus...).


Impresionantes empanadas, desde el relleno, hasta la masa y de las que se disfrutan en el momento (sin que repitan hasta 12 horas después).


Probé el arroz y me pareció sabroso como el sólo. Es lo que sucede al utilizar material fresco.
Si me sirviesen este arroz en un restaurante de alta cocina hubuiese dicho algo del tipo: "el grano, sin ser de gran calidad, se pasaba un nada de su cocción (sin llegar a resultar desagradable), el punto de sal estaba por encima de ser el óptimo y algo de exceso de aceite, se resolvía gustosamente con algo de rebañado en el que se obtenía un potente sabor a hongos. No me importaría volver a comer mañana este arroz de imponente sabor".
Aunque habiendo pagado la friolera de 3 euros por el conjunto de platos anteriormente mencionado, mejor diré que el grano, sin ser de gran calidad, se pasaba un nada de su cocción (sin llegar a resultar desagradable), el punto de sal estaba por encima de ser el óptimo y algo de exceso de aceite, se resolvía gustosamente con algo de rebañado en el que se obtenía un potente sabor a hongos. No me importaría volver a comerlo mañana.



Yo comencé a disfrutar del mundo de las setas ahí por el 2005 entrando en la Asociación Gastromicóxica da Instructiva de Caamouco, donde me enganché a esto de recolectar y disfrutar de las setas. De mano de uno de sus miembros, disfruté por primera vez de un menú degustación en sitios como el Parador de Ferrol, o el restaurante a Estación.
Desde hace tres años hasta hoy, la reunión con la gente que este año nos dimos cita en  A Casa da Estación, en cita inelusible para refrescar conocimientos, intercambiar opiniones y vivir un finde de  disfrute micológico.
Esperemos que este evento continue celebrándose por muchos años.

















En fin hace años; comencé a aprender que cada época tiene su encanto. Un otoño de setas y caza es una preparación de lo más acertada para el duro invierno.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Restaurante Gómez (Arteixo, junio del 2010)

Esta visita se produjo el pasado JUNIO del 2010-Discupad el desorden; pero he de dar cuenta de unas cuantas entradas que, injustamente, han permanecido en el olvido-

Reconozco que este restaurante llevaba en la recámara desde que, hará poco más de un año, descubrí por casualidad el blog Pantagruel supongo. Andaba yo navegando por la red en busca de información sobre Casa Solla y apareció esta entrada del Gómez.

Ubicado en la avenida que va desde la rotonda (la que da polígono, autovía...) de la entrada hacia las playas y a un kilómetro + o - de dicha rotonda- ubicación -. La sobria fachada del Gómez es indicativa de lo que se cuece en su interior. Este se divide entre una cafetería y unos comedores, bien aislados y con buena acústica e hilo musical agradable, algo no tan común como la mayoría de la gente cree. Diría que el principal " fallo" del local en sí, es estar a pie de carretera y en una zona mega-industrializada, lo cual sin duda les aportará ciertos beneficios; de hecho el día que un servidor se dejó caer por allí era miércoles y la sala registraba un buen número de comensales, de los cuales, diría que el 90% disfrutaban de una comida de negocios.

Nunca oí hablar mal del restaurante en sí; pero tampoco es que hubiese oído maravillas.

Puede que el ambiente no semejase el más propicio, pero desde la recepción hasta el final, el servicio fue uno de los factores que ayudaron a hacerme sentir totalmente cómodo y a gusto. Normalmente hablo del servicio en términos de profesionalidad, proximidad y amabilidad; lo cual considero en si mismo erróneo, dado el hecho de que la misma "profesionalidad" debería englobar los otros dos factores. Se que soy algo rayante, pero hay sitios supuestamente superiores donde esto no sucede; están acostumbrados a tratar con un tipo de clientela y si la misma avanza o retrocede en cierto espectro; la cosa ya no va bien.

A esto de sentirme a gusto, ayudó un montón el hecho de que poseen una completísima y bien estructurada carta de vinos. ¡Ah! y, por lo general, con buenos precios.

Con la elección del vino no arriesgué nada; un Mauro (del '04). El caldo me ofreció puro disfrute de mano de la D.O. de la tierra de Castilla Leon. Cada vez me convence más esa zona, aunque hay quien piensa que sus vinos se parecen demasiado entre ellos (mientras se parezcan por cosas buenas...).

Buen cristal para el vino y mejor vajilla para los platos, (las mesas podían estar algo mejor vestidas, puestos a ser muy exigentes) que fueron los siguientes:

La casa comienza declarando buenas intenciones con un completo y entretenido aperitivo a su cuenta. Se trataba de un tomate cherry envuelto en panceta y una crema de calabaza.


Como entrante elejí una de mis debilidades; el foie a la plancha que venía acompañado de un riquísimo membrillo, aceite de vainilla y una especie de crujiente de queso de cabra. No os quiero contar lo bien que me lo pasé acompañando este plato, de buena ejecución y perfecta proporción, con el Mauro.


El plato principal me incitaba a continuar con la carne, a la vez con un plato no muy común; rabo de buey prensado con un timbal de risotto de boletus. La carne; estupenda y el arroz mejor; perfecto de punto y con un potente sabor a hongo (espero que de procedencia natural). Buenísimo pese a no estar en temporada.


Con el postre también acerté de pleno; un helado de queso del país con sopa de frutos rojos. Memorable, de sabores finos pero con carácter. Como para que no quedase ni una gota de vino.


Final con dos cafés expresso que vinieron acompañados de una rica teja casera. Pena de que no lo sirviesen con azúcar moreno.

A fin de cuentas el Gómez resultó una muy grata sorpresa de la cual os animo a disfrutar. Finalizada la comida charlé un rato con Belén, la encargada de sala y su hermano, que es quien se ocupa da los fogones. Enhorabuena a ambos; no eché en falta las habilidades de su antiguo chef, Suso Rodriguez.

-Permitidme la "pataleta" a causa del mal detalle de cobrar los dos cafés. En ese aspecto la falta de detallismo fue absoluta. Por lo demás, no se por que en otros restaurantes cobran el doble o más del triple por la misma agua; 5 o 6 euros más por el mismo vino (de la misma cosecha) ni 2 o 3 euros más por platos que no son, para nada, mejores.

sábado, 16 de octubre de 2010

Casa de Comestibles, 2ª vez, o "no eran imaginaciones mías..."

Esta visita ha tenido lugar el pasado mes de agosto del 2010.
Impresionado por mi primera visita y acrecentado mi interés por el blog del restaurante; decidí finalizar en CDC la serie de cuatro homenajes vacacionales que había planeado.

Una llamada unos días antes para encargar un menú sorpresa elaborado por el maestro Jordán, fue lo único que precisé para reservar unas cuantas horas de gastroemoción.

"Gastroemoción" otro término chorras más que me invento; pero que en este caso en concreto sirve para expresar lo que se obtiene de la experiencia, que para mi supone visitar un restaurante. Una experiencia que como ya he mencionado comenzó con el encargo de un menú sorpresa, resultando tal factor sorpresa, incluso más grato de lo que cabía esperar.


Rodeado de años de experiencia a mi servicio, de mano de los dos miembros que forman el equipo de CDC, quienes dispensan los factores, a mi juicio necesarios, para la mencionada gastroemoción y que la mayoría dejan al azar. Factores como una agradable decoración, iluminación y la cuidada atención (presencia inclusive), que conforman un ambiente de lo más propicio para el disfrute de lo que allí se come, se bebe, se respira y se escucha.

Mención especial para una logradísima selección musical, que al igual que el resto de la oferta, viene del saber hacer y de una abultada experiencia. Les felicité por ello y desde aquí vuelvo a hacerlo; por que con este conglomerado de sensaciones me han hecho sentir como de la casa.
Recomiendo a quién observe alguna duda en las anteriores palabras, lo mismo que al resto; seguir leyendo y veréis de que hablo con más exactitud.

La carta de vinos es justa en cuanto a cantidad, pero en ningún caso a calidad; primando la selección personal (alejándose del corta-pega habitual) y la buena gestión de la misma; vino que se acaba, vino que se marca. Parece fácil, pero en muchos sitios no sucede, lo cual provoca fastidiosos contratiempos.

De dicha carta, elegí el Gorvia que aparte de ser un vinazo, tiene una cualidad todoterreno interesante de cara a los menús degustación. Reconozco que dicha cualidad se esfuma ante un tartar de gambas como el que me zampé en esta ocasión; quizás ¿Habría sido esta la ocasión de un champagne...?. En fin, vamos con la pitanza:

Antes de comenzar con los platos es importante tener en cuenta que CDC suele ofrecer un surtido de panes excepcional, que en esta ocasión estuvo formado por: Borona, Espelta, Pasas y orejones y Semillas con aceituna negra.
Todo el surtido de pan está de vicio, pero acompañado de una estupenda mantequilla de albahaca y un buen aceite de arbequina, ya ni os cuento.



El ravioli de remolacha con queso fresco y crema de manzana es un serio comienzo que expresa finura y elegancia en todos los aspectos, además de la extraña obsesión del cocinero por la remolacha.



La zamburiña con muselina de ajo y aceite de pimentón es otra muestra de como llevar un estupendo molusco al éxtasis. En la visita anterior, había sucedido lo propio con un mejillón.




El tartar de gambas de Palamós con emulsión de sus cabezas y polvo de sus cuerpos fue directamente para darse al llanto, por la placentera emoción que provocaba. Probablemente el mejor plato de la noche.





Rubio braseado con judías, caldo de cava y erizos de mar casi crudos con alga deshidratada. Lección de punto, tanto del pescado como de la judía, exquisita salsa y el toque dulce del alga (creo que lechuga de mar) que aporta un punto divertido, aunque no me convenció la disposición de la misma en el plato.


Lección a mayores es la de emplear un excelente pescado como el rubio; pues parece que otros cocineros no encuentran en las pescaderías más que rape o merluza; que pese a estar de muerte sufren un importante abuso teniendo en cuenta los cientos de miles (o más...) de especies marinas que pueblan los mares.

Ahí veis el calamar de potera, con fideos negros, raviolli de puerro y zamburiña con aceite de su tinta. Creo que se explica por si sólo, pero aviso de que una vez rematado esto, café y cuenta habrían sido suficientes, aunque no suelo salir de casa para cenar ligero, si no para saciar al diabólico animal carnívoro que soy...

Y hablando de carnes, el pichón en dos cocciones con verduritas ecológicas y reducción de su jugo, sació al animalote. Alarde en las guarniciones, que pese a ser de muy diferente "palo", estaban toditas en su punto. Ya veis, todo artificial y precocinado.


A modo de prepostre, el polo de orujo resultó doblemente evovador, pues mi madre me preparaba polos de chocolate en unos moldes parecidos y el orujo me recordó innumerables comidas con alto número de comensales.
Si queréis que también cuente lo malo, no soy fanático del orujo, ni de los polos de sabor natural. Prefiero el Drácula o el Calippo de toda la vida y mejor que la señora Genoveva, no se entere de esto, por que sospecho que sus polos de chocolate venían siendo un Colacao cargado y metido al congelador, con todo el amor del mundo, eso si...

La torrija de mango caramelizada, con su sorbete, galleta de jenibre, fresas y chocolate es lo que yo llamo un postre completito, que por cierto, estoy viendo la foto y ,pese a que salió movida, no me importaría devorarlo en este preciso momento.



El homenaje finalizó con dos cafés Lavazza y unos desbordantes pettit fours:

Agua de rosas vúlgaras, bombones de guanaja y arroz basmati con pistachos. Este último, en textura cremosa, impresionante; es más, nunca antes había probado un arroz de postre que me gustase tanto; ni con leche, ni espuma de arroz con vainilla, ni crujiente de arroz, ni na da na.

Ahora decidme; ¿es para flipar, o no es para flipar?. Yo a esto le llamo un menú COMPLETITO.A otros se les deberían subir los colores, pero dejando eso de lado, siento un especial orgullo de poder contar esta experiencia y esto es algo que no siempre me sucede.