domingo, 31 de octubre de 2010

Restaurante Galileo (OU)

En mayo del 2010, sucedieron estas visitas que paso a narrar. A MI antigua usanza; con cuenta desglosada. El que lea con atención; deseará pisar el mismo suelo, que yo pisé ese día.
El pasado viernes 15 de mayo, decidí resarcirme de mis frustradas vacaciones de semana santa, visitando Adegas Cachín, donde me hice con una caja de su fantástico Peza do Rei '07 de barrica y cenando luego en un grande; el Galileo de Flavio Morganti.
Resumiré brevemente la visita a la bodega:

Tras refrescarme en Casa Cachín, después de un viaje de vistas imponentes y más curvas de las que puedo contar; un amable César Enrriquez, responsable de Adega Cachín, me recibió amable y me condujo a la bodega donde prepara el fantástico vino que cion sumo gusto, acababa de probar. Tras un vistazo a la misma, con prueba del tanque incluida; me despido del amable bodeguero con una caja de seis botellitas bajo el brazo.
Este impresionante Ribeira Sacra se elabora con buena materia prima y un buen cuidado de la misma. "No tiene más", asegura César Enrriquez.

En ni opinión el Peza do Rei que elaboran en barricas de roble francés ( de 300 y 225 sólamente para dos cosechas) se merece sobradamente los premios que ha cosechado incluso antes de llegar al mercado. ¡Gracias señores!

Ahí por las 22:20 entré en el aparcamiento del Galileo; respiré hondo y salí a dejarme maravillar por su cuidado jardín. No pude evitar tomar una imagen del exterior de uno de los comedores; eso si con el móvil, para nada le hace justicia. El interior de una impecable decoración; tiene tras el hall de entrada, una importante biblioteca plagada de libros sobre gastronomía, entre los cuales se encuentran todos en los que el autor es el propio Flavio Morganti. Unos sofás invitan a visitar el local con tiempo para ojear alguna de esas publicaciones y al relax previo a la jornada gastronómica.

Avanzando unos pasos, podemos ver la acristalada bodega, tan amplia que da ganas de entrar y continuando el pasillo, se arriba una recepción de marcado acento moderno y, al igual que el resto del local, cósmico. No es broma, ni una de mis idas de olla; por los materiales y la decoración hay dos cosas que no se pueden olvidar en ningún momento; que estás en el Galileo y que el Galileo está en Ourense. La piedra lo recuerda a cada momento. La cocina está en la planta baja y los comedores están arriba. Uno de ellos interior con unas imponentes mesas y otro, el acristalado que da al jardín.

¿Por que una descripción tan exhaustiva del local?; pues por que me parece el mejor en el que he estado nunca, por su ubicación en una especie de pazo o casona de piedra; los diferentes espacios de los que dispone, la amplitud del mismo (con una separación entre mesas a tener en cuenta), la tranquilidad, lo bien integrado que está en el paisaje, lo bien que se conjugan los elementos modernos con su antigüedad y la PERFECTA iluminación. Además, el buen gusto es la salsa que napa todo este conjunto de virtudes.

Hay otro aspecto aparte de la fantástica cocina de Flavio Morganti que quisiera destacar del Galileo; el trato, empezando por el propio Flavio, su esposa que está en sala y uno de los mejores sumilleres que me han atendido.
Brevemente la pitanza en forma de menú degustación:

Aperitivo triple; brocheta de habas y gamba, evolución de cocido y minicroqueta. Bien, bastante bien en conjunto, pero no de flipar.







Entrante a cargo de un milhojas de pulpo y queso sobre patata tibia. Ahora sí, de morirse, para cerrar los ojos cuando el bocado toma contacto con el paladar, cuando menos.




Brocheta de langostinos sobre salsa de curri; suena a poca cosa; no lo es, es un plato fantástico con producto de nivel, con mucha mano y el resultado es de otro entrante de cerrar los ojos.




Contemplad ahora un plato italogalego; los raviolli de grelos con relleno de lacón. Buenísimos, al igual que la salsa; plato de potentes sabores que se encargó de que no me fuese del Galileo sin probar la pasta.







Creo recordar que esto es una lubina salvaje con una fantástica y completísima guarnición; un arroz perfecto de punto, setas, espárragos... y todo con unos caldos y unas salsas que alejan al plato de alguno de los anodinos pescados que tengo probado. Por cierto el punto del pescado, de libro.


Quiero incidir en mi visión de pescados anodinos; me encanta el pescado, pero algunos cocineros parece que cuanto te sirven una merluza se están preocupando más por tu linea que por alegrar el paladar. Este es un ejemplo de lo contrario; riquíssimo.

La carne la elegí yo mismo, el resto del menú fue una sorpresa.



"Danielo, buena elección", pensé al ver este fantástico solomillo de vaca con foie.
La carne estaba perfecta de punto; el cuchillo la llevaba igual de bien que al foie. Juro que mientras escribo esto, estoy salivando.

Por último los postres; que me pareció el apartado más discreto de la comida, pero que estaban muy buenos; sobre todo el sorbete y esa especie de tiramisú servido en copa.


Y como no, café sólo con unas pastitas a modo de pettit fours.



Esta degustación de platos se acompaño de un rico alvariño como aperitivo y un Torre Muga del 2004 como vino principal. Impresionante Rioja en estado de gracia, que merece la pena probar, pese a su elevado precio.
Para los postres un Tokaji standart de rechupete y arreglado de precio a comparación con lo que suelen costar otros de idénticos puttonyos.
Requeterematé con un gintonic de Fever Tree (mi preferida; incluso a las que la triplican en precio) con Hendrick's, que merece mención especial por su preparación; en la cual infusionan con agua caliente las cortezas de lima- limón; añaden hielo en cantidad sin enfriar "su" cantidad de destilado y la tónica con un removido suave. No es mejor que la que preparan en Acio (p. ej.) con el clásico preenfriado; pero es distinta a todos los que probé.

Si no fuese por el vino y el coktail final, la cena degustación me hubiese salido por 58 euros. Ya me diréis si El Galileo es caro y ya me diréis si no se merece ser alumbrado por una estrellita, más que la mayoría de los que si la tienen.


LA CUENTA:
Entradas y pan............2
Torre Muga..................72,00
Menú degustación......55,00
Vino postre...................2,50
Hendrick's....................12,00

TOTAL: 143,50 - 3,50 = 140 Por que si, por que este NO es otro restaurante más de peseteros; que no te invitan ni a un café. Yo lo tendré en cuenta la próxima vez que me deje caer por Ourense y me pueda permitir un homenaje; que por poco más de 50 euros cae perfectamente un primero, segundo, postre; café y vino modesto. Por cierto, no lo había dicho, tienen una amplísima carta que podréis consultar en su espléndida web.

8 comentarios:

  1. Magnífica pinta, sí señor. Por curiosidad, ¿te quedaste a dormir allí?. Porque con las bebidas que te metiste entre pecho y espalda como para coger el coche. ;-)

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  2. Toni, en realidad está a 5 minutos del centro. Conozco un hotel muy económico cerca, en el que me alojo cuando trabajo en Ourense; aunque ese día...
    ...en otra ocasión te cuento mi secreto para esquivar los controles de alcoholemia.

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  3. No coincidimos en cómo nos gustan los pescados. Para mí sin aderezo ninguno al igual que la carne. Sólo así aprecias el verdadero sabor de la materia prima, con esa salsa podría haber cualquier cosa en el centro que no notarías la diferencia más que en la textura. Pero como todo es para gustos.
    Y no desde luego al señor Morganti le importa bien poco cómo lo pasen nuestras arterias, qué bomba de menú. Aunque he de reconocer que tiene todo una pinta estupenda, habrá que probarlo.

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  4. Anónimo; exceptuando los principales, son platos bastante ligeros. Incluso los postres, lo son más que en la mayor parte de los casos...

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  5. El mejor del mundo entero...
    Cualquier cosa que encuentres allí, estará buena...

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  6. Anónimo; calla, calla, que no sabes las ganas que tengo de volver.

    Un saludote.

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  7. Doy fe de la calidad del servicio, producto e inmejorable entorno. Todo ello por un precio muy razonable... 55 ouros/menu. Gracias Daniland..

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  8. Tonio; me alegro de que hayas disfrutado. Tu comentario me recuerda que Galileo, es uno de los templos gastronómicos que más me gustaría volver a pisar.

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