Llevaba tiempo masticando la idea de visitar alguna bodega de esta zona; cada vez soy más adepto a los vinos que se producen en esa zona fronteriza. He bebido auténticas joyas bajo la D.O. Bierzo, algunas de ellas con precios prohibitibos; pero no es el caso de los vinos de esta bodega.
Por norma general (claro que hay excepciones) los vinos elaborados con uva Mencía de esta zona (próximas a la frontera con la comarca de Valdeorras), seducen en mayor medida mi tosco paladar. En esta visita probé por primera vez, su vino elaborado con Prieto Picudo; el CLAN, que resultó ser un amor a primera cata.
No hablaré de la historia de la bodega, ni daré datos técnicos, pues para eso disponen de una estupenda página web. Sencillamente os animo a que vayáis probando todos los vinos que elaboran bajo diferentes D.O.; desde el accesible Tillenus Roble, hasta sus diferentes vinos de pago.
Lo que yo considero como más enrriquecedor de estas experiencias, es poder charlar con los elaboradores. En esta ocasión, he tenido la fortuna de que Carlos García, enólogo junto con Raúl Pérez, de la bodega.
Es muy de agradecer que sacase una hora de su apretada agenda para atender a un torcuato como yo. La bodega mostrada por parte de su enólogo, siempre regala frases jugosas al oido del aficionado; ver los depósitos, conocer las peculiaridades de la última vendimia, llegar a la sala de barricas y ver unos 700 toneles bién ordenaditos, es algo que siempre infunde cierto respeto y que de algún modo, aumenta la serenidad de quien lo contempla -o a mi me lo parece-.
Esta es la zona que más místicismo me sugiere en las bodegas, pues mientras Carlos me relataba los tipos de barrica que utilizaba para cada vino, casi para cada finca y como los combinaba en distintas maderas o diferentes períodos de reposo; yo no podía dejar de pensar en él como en un alquimista en busca de la perfecta unión, de los elementos que acabarán conformando el vino en sí.
La sala de embotellado y filtrado (sólo para los vinos de mayor producción; no para los de gama alta), da paso a uno de los almacenes donde las botellas reposan para acabar de pulir los caldos que contienen.
Algunos de los datos que más me han sorprendido de esta visita son los largos procesos de fermentado, reposo... el vino se hace sin prisas, sin acelerar el proceso y los resultados están ahí. También es un dato a tener en cuenta la escasísima producción que dispensan algunas cepas, de esas que con mucho trabajo y saber hacer, acaban transformados en vinos tan fantásticos, como el CLAN; según Carlos, un vino de complejísima producción, por lo difícil que resulta "domar" la uva con la que lo elaboran.
No os doy más la chapa, sólamente me gustaría agradecer al personal de Bodegas Estefanía, el esfuerzo que supuso coordinar la visita que os acabo de relatar, con tan pocos días de antelación. Mil gracias.
Me encantan los vinos jovenes de la variedad Mencia. Pienso que los aromas varietales son elegantes, afrutados a fresas y cassis, a veces con ciertas notas verdes, muy agradables en boca.
ResponderEliminarDicen que la Prieto Picudo es una de las variedades tintas españolas con mayores expectativas de futuro. Vinos con una buena acidez y originales aromas almizclados y especiados, donde domina la pimienta negra.
Hola Pedro, totalmente de acuerdo. El caso es que por lo poco que me han contado el Prieto Picudo, exige mucho trabajo para lograr un vino que cumpla dichas expectativas.
ResponderEliminarAprovecho para felicitarte por tu blog, que está siendo responsable de enrriquecer mi prácticamente nulo saber, sobre el mundo del vino.
Un saludo.