O de un viaje al cielo, en la tierra del vino.
El pasado mes de junio, subí durante tres días a uno de los más altos picos que un maníaco del comer y el beber, puede aspirar a escalar sólo en caso de ser tocado por una inmensa fortuna. Así fue, como en la más grata de las compañías, disfruté y gocé de una expedición hacia el placer, capitaneada por el mismísimo Benjamín Romeo.
Ser intenso donde os haya; este loco audaz y perfeccionista en la elaboración de sus caldos, consigue un suspiro a cada sorbo de quien los beba. Algunos lo conocen como "el Borgoñón de La Rioja", o por haber sido en enólogo de Artadi, muchos otros por ser un reiterado 100 points Parker, otros por los precios de algunos de sus vinos y servidor lo conoce por que durante un par de jornadas, pudo ver en directo, que este señor es rock&roll y lo demás son tonterías.
Desde mi escaso conocimiento, no queda otra impresión, que la de un genio que comparte la mirada desafiante de los grandes entre los grandes. Da igual blanco que tinto; de la Bodega Contador salen los vinos más "histórico-nucleares", de cuantos he probado.
El maestro ha dejado lecciones memorables impresas en el coco de quien os escribe y bien es cierto que podría haberme echo eco de esta experiencia, hace ya tiempo. Lo que ha sucedido, es que en esta ocasión, más que nunca; el traje me ha venido demasiado grande y me he visto carente de sabiduría, técnica, medios y palabras para expresar lo que allí se ha bebido y vivido.
Entonces ¿a que viene este post?, pues supongo que lo estoy escribiendo un poco por compartir algo que me ha marcado a jierro, un poco para continuar en mi incondicional ánimo hacia el disfrute gastronómico y, ¿por que no?, para daros envidia. ¿O que se pensaban ustedes, que con tremenda sartén por el mango, no les iba atizar con ella en el melón?!?!?!
Como estos días de los que os hablo, han sido como un polvo salvaje y servidor nunca ha podido presumir de ser gran amante, no tengo demasiadas muestras gráficas. No quería perder un segundo en sacar la cámara del bolsillo... ¡pero si ni si quiera me atrevía a pestañear por si me perdía algo!!!. Es por eso, que no mostraré ninguna foto de viaje; lo que no quiere decir que no las tenga por ahí escondidas...
Como estos días de los que os hablo, han sido como un polvo salvaje y servidor nunca ha podido presumir de ser gran amante, no tengo demasiadas muestras gráficas. No quería perder un segundo en sacar la cámara del bolsillo... ¡pero si ni si quiera me atrevía a pestañear por si me perdía algo!!!. Es por eso, que no mostraré ninguna foto de viaje; lo que no quiere decir que no las tenga por ahí escondidas...
El caso es que hace poco decidí librarme de mi fetichistas colección de botellas -tantos recuerdos de tantas y tan buenas sensaciones que no cesaban de acumularn polvo-, fotografiando tal momento para la posteridad.
No pude evitar, mientras fotografiaba una buena recua de corchos y botellas, el rememorar una cena en la que, como habéis visto en la imagen de portada, comenzaron a llover los vinos de Contador.
Esta cena sucedió en pleno San Vicente de Sonsierra, en el recientemente inaugurado <wine> bar de Benjamín Romeo; bautizado como LA TERCERA ESTACIÓN y que en tiempos no muy lejanos, el local servía de garaje para el tractor que el maestro utilizaba para mantener a raya sus viñedos. Actualmente, se ha convertido en un templo para la adquisición y el disfrute de los vinos de Contador (además de algún Champagne y algún Oporto), acompañados del más esencial y exquisito tapeo, para su acompañamiento. Gloriosas ensaladas, espárragos, suculentos lomos de anchoa, pimientos rellenos, croquetas, tortilla, encurtidos, platos de jamón y embutidos de calidad, quesos exquisitos y algún que otro dulce...
Calidad a un precio de lo más competitivo. No exagero en decir, que bien merece la pena el viaje a San Vicente, sólo para aprovisionarse de unas cuantas botellitas y llenar la panza de tan gloriosos manjares.
La mencionada cena, precedida por el mejor de los aperitivos -digno de uno de mis interminables post-, fue el pistoletazo de partida para visitar viñedos, bodega y constatar que La Cueva del Contador, sabe distinto si se bebe en La Cueva del Contador. No hablaré de los demás descorches, por que , pese a que no soy creyente, creo que tendría que salir pitando a confesarme por recordar todos y cada uno de ellos.
Ha habido un antes y un después desde que di mi primer trago a un vino de Benjamín Romeo. Eso ha sucedido unos años antes de este viaje , que tan desordenadamente he narrado y todavía recuerdo como atravesó mi paladar. También recuerdo concretamente de que vino se trataba; un La Cueva del Contador 2.003 y si lo habéis probado, estaréis de acuerdo en lo peculiar del mismo. Podéis leer muchas notas de cata; pero seguramente en ninguna leeréis la gloriosa definición de quien me lo dió a probar:
"lo que más me gusta de L.C.d.C. '03, es que es un vino que roza la imperfección"
Hermoso, ¿no os parece?. Sin duda, hubo un comienzo.
Las fotos son de:
ResponderEliminarmanpali@hotmail.com
LAS FOTOS SON DE:
ResponderEliminarmanpali@hotmail.com
Muy bueno Daninland, como siempre, me encanta, y me gusta la foto, ese X es el Gomaríz del Ribeiro no?? Ah y al de derecha ese Dorado de Marcial, maravilloso. NO he tenido el placer de probar LCDC, y si me has dado envidia, siiiiiiii.
ResponderEliminarAnkabri, si lo pruebas ojalá que no te defarude. Es mi vino; pero es un vino especialmente delicado a la hora de guardarlo y de servirlo; mucho sedimento, acidez por doquier... ...eso si, si lo tratas bien te lo devuelve con un electrizante y evolutivo abrazo durante todo su disfrute. Yo me suelo dejar en manos del mejor profesional que conozco para tal menester.
ResponderEliminarSeguramente ya lo sepas; pero está en
la vinoteca O Gaiteiro, en Larage, a 10 min. de Ferrol -supongo que algo habrás oido-.
Pues a decir verdad no le conozco. Pero espero subsanarlo estas próximas vacaciones en navidad. Un saludo, y como siempre diré que voy de tu parte para que te lo cobren a ti :)
ResponderEliminarAnkabri, si ves a un cebollo, con cara de mojigato sentado frente a la ventana, más pendiente de la música, que de respirar; salúdalo y puede que te invite a tomar algo.
ResponderEliminarAllí creo que lo conocen por Dani ;-)
No te preocupes buscaré al cebollo ;)
ResponderEliminarDe todas formas el día que pueda ir te aviso para que no estés :) ;)
Eso, eso jejejee
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