viernes, 23 de julio de 2010

Pepe Vieira Camiño da Serpe

Recuerdo la primera vez que visité la página del Nove y el alucine que sentí al contemplar las instalaciones y entorno de este restaurante. Mi pensamiento inmediato fue "este es el restaurante" y no iva del todo desencaminado, pese a que las primeras impresiones suelen carecer de sustancia. A estas alturas de la película algunos ya sabréis cual es para mi "el restaurante" y siento tenerlo tan claro, pero lo que ofrece el Pepe Vieira Camiño da Serpe también es algo muy a tener en cuenta.
Tras haber efectuado mi reserva por teléfono sin ningún problema unas horas antes, llegué un sábado a mediados de octubre a este mastodóntico local.

He de reconocer que si no llega a ser por san G.P.S., me hubiese costado sangre sudor y lágrimas el haber dado con el sitio. Lo de "Camiño da Serpe" no va en broma y el tramo de carretera final (10- 15 min.) entretendrá cosa fina a quienes viajen desde el norte; no sólo por la conducción, si no por el tremendo paisaje que se puede contemplar. En mi caso no me resistí a hacer una micro parada para dejarme embelesar por tan bello marco y respirar el aire fresco del anochecer.

El local es ciertamente un espectáculo en si mismo,comenzando por el exterior; arquitectura de lineas limpias, que destacan ayudadas por la iluminación. Se respira naturaleza y amplitud desde el aparcamiento a la puerta de entrada, pasando por un jardín con indicadores a las diferentes estancias del edificio. Una vez dentro continua la linea de la amplitud con un espacio entre mesas brutal, muy buena disposición y una decoración que se muestra espartana y acogedora al mismo tiempo.

En cuanto a mantelería, vajilla, cristal, indumentaria del personal... se aprecia distinción incluso en comparativa al resto de restaurantes de alto nivel.
Iuminación y ambiente musical perfectos, de no ser por que desde el salón de eventos se cuela el sonido, llegando incluso a tapar el de la sala. Suerte que en esta ocasión se trataba de una banda de jazz sonando en directo.
Desde mi mesa, tenía vistas a la cocina gracias al imponente escaparate que permite observar el espectáculo de los fogones.
Con una cerveza a modo de aperitivo pude leer la carta más pausadamente. La de P.V.C.D.S. ofrece tres menús de diferente estructura y algún que otro plato por si se desea elegir al modo "tradicional", aunque el sumiller recomienda la elección de alguno de los menús.
Siendo mi primera vez me decanté por el menú gastronómico; el cual permite probar un buen número de platos.
Para la elección del vino conté con la inestimable ayuda del sumiller. Amable, profesional y atento me aconsejó la elección de un blanco alemán el BERG SCHLOSSBERG '04 ; dándome interesantes apuntes sobre el mismo.
Impecable servicio del vino, perfectamente decantado y posterior recuperación a la botella de la cantidad sobrante, que disfruté en casa al día siguiente. Habrá quien piense que soy un pelín rata, pero el poder hacer esto amplia las opciones a la hora de escoger un vino. Sobre todo teniendo en cuenta que no cené acompañado.
Comienza el "paseo por el lado salvaje del atlántico" (así apellidaban al menú degustación).-

La bienvenida del menú resulta del todo atípica de tan típico que es el plato que utilizan para la misma fuera del periodo estival; cinco cucharadas de caldo gallego. Tengo que confesar que pese no ser un fanático del caldo, conté más de cinco cucharas deslizándose por mi gaznate. Rico el caldo de repollo blanco, chorizo, patatas y habas... vamos, que caldo de repollo...Si no lo has probado no eres gallego.


Seguimos con una ensalada de cherrys con Stilson e hierbas aromáticas. Refrescante y fino plato con alto contraste de sabores.
Continua la fiesta con las navajas con pomelo rojo y gelatina de vermouth rojo. Alegría y sofisticación de mano de una aguda mezcla de sabores y texturas con gran presentación.










Llegó el turno de los deliciosos tallarines de choco. Con un fuerte salteado y un ajardinado de flores presente en la mayoría de los platos. Curioso el punto de cocción.

Ahí una de las sorpresas; pues ante mi falta de espectativas se reveló como uno de los tres o cuatro mejores salados de la noche; unas luras en su tinta de espléndido sabor que se deshacen en tu boca, no en tu mano.









Sigue el raudal de platos con una sopa de arroz con pescado, no recuerdo cual, pero si recuerdo el intenso sabor del caldo y el perfecto punto del arroz.










Aprovecho para aplaudir el perfecto tempo en el servicio de los platos y permitirme una pequeña reflexión sobre las cantidades.

Lo bueno de estos menús degustación kilométricos (recuerdo el de Solla y el del Alborada que se suman a esta característica) es la gran cantidad de platos que permite probar y lo malo es que, pese a que si sacian el apetito; siempre dejan con ganas de que algún plato en concreto se pueda disfrutar más ampliamente. En mi caso; sucedió esto con las luras, el foie y la carne. No quiero quejarme de la escased en si, si no de que la estructura del menú no remata de convencerme.

Otro factor a tener en cuenta es que el tamaño de la ración pueda ir en ascenso, como sucede en el caso de Solla (muy inteligente por su parte); lo cual me agrada más que rematar con un taco de carne tamaño aperitivo.
No es mi intención el criticar por criticar; si no dejar unas impresiones al respecto.

De vuelta a las trinchera, llaga el momento de disfrutar de un excelente salmonete con guisantes, aire de pimentón (un agradecido extra de perfume) y ajada. Resumo ejecución; perfecta y remarco que los pescados tienden a una mayor cocción en Pepe Vieira que en la mayoría de locales del Nove.






Finaliza el apartado pescados con una exquisita merluza sobre crema de patata y unas cebollas deliciosamente caramelizadas. O eso es lo que ponen mis notas, pues el pez tiene más pinta de palometa que de merluza.










Llegamos a tierra tras largo período marido, de mano del cremoso de foie gras de pato con queimada de aguardiente de hierbas y aromas torrefactados de canela. Venía acompañado de unas minitostas de aceitunas que le ivan como anillo al dedo a una de las preparaciones a base de foie más ligeras que probé. Impresionante presentación en cúpula que se encargaba de inundar el olfato del aroma de las brasas de canela. ¡Menuda puesta en escena!



Para el Grand Finale de la carne me sirvieron una copa de Neo '06. Perfecto el punto de la carne guarnecida únicamente con una rama de cebollino y una hoja de rúcula aliñada.









Como antesala de los postres, un par de piruletas salpimentadas y otro par de trufas. Todo de vicio.


El primero de los postres fue el cremoso de tetilla con sopa de manzana verde. Orgásmico y punto.Soy un adorador de los buenos cremosos de queso y este contrastado con la sopa de manzana era fino e intenso ideal para disfrutar con un moscatel seco o valido con el riesling con el que lo degusté.








El segundo postre fue este espectacular yogur agrio con fruta de la pasión, pimienta y aceite de arbequina. Según la explicación del camarero, el aceite ayudaba a contrarrestar la acidez de la fruta de la pasión.









A la hora del café el nivel sigue por las nubes gracias a la legión de azucares y petit fours; concretamente unas nubes de café y unos pralinés. Impecable apartado dulce que se acompañó de un Tokajy con los Puttonyos justos para que lo puedan servir por copa (supongo que tres).
También fue este otro acierto del sumiller; la verdad que el manejo de sala es un punto fuerte que se ha de tener en cuenta a la hora de visitar el templo de los Cannas.




Mientras disfrutaba de un estupendo Gin Tonic, Xosé Torres Cannas tuvo a bien charlar un rato con un servidor; dándome la oportunidad de agradecerle la gran velada que me había hecho pasar junto con su equipo. La conversación con Xosé fue larga y provechosa, teniendo además un final inesperado; el ofrecimiento por su parte a visitar la cocina, a lo que accedí encantado.
Una vez dentro de la enorme estancia, Xosé me explicó por encima el funcionamiento de las distintas zonas de la misma incluyendo las zonas exteriores. ¿Que puedo decir?, pues gracias por el impresionante final de una estupenda velada.
La cuenta:

CERVEZA 2,75
MENÚ GASTRONÓMICO 72,60
GEORGE BREVER SCHOLLBERG '04 44,10
COPA NEO '06 3,75
COPA TOKAJI FURMINT '08 4,50
GIN & TONIC 9,65
126,50 + 8,85 (I.v.a.) = 135,35 (sin sorpresas con el iva, así da gusto)

2 comentarios:

  1. Hace mucho que no visito el Vieira , sí lo hice cuando estaban en Sanxenxo , confieso que la primera vez me gustó por lo novedoso ,después , no me voy a explayar pero diré que dejó de gustarme por los detalles en la sala como tú dices , y no respecto al sumiller que ya destacaba como buen profesional , sino otros detalles.Qué bien que hayan mejorado.Me sorprende que destaques la vajilla como hecho diferencial , me parece lo de siempre , megaplatos con la parte honda en el centro , los cuadrados incurvados , la lámina de pizarra a modo de fuente...Braintraining

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  2. Si braintraining; lo de siempre pero un poco más y un poco mejor. Lo intachable es el cristal y lo que se usa para beber; pero te habrás percatado de un pocillo (pelín kitch, pero mola) nada clónico de lo que se estila y unos cuatro platos; ensalada, arroz, prepostre, foie y alguno más que me han llevado a destacarlo como hecho diferencial y de calidad (incluso algo de personalidad).
    Si has notado el entusiasmo al hablar del trabajo de sala del P.V.C.D.S. es por que es sólido y más si se compara con un vecino suyo (Solla, que tampoco tengo que hablar en clave) del que parece que nadie logra sacar un defecto. A lo mejor no lo tiene; pero como mínimo carece de alguna virtud en sala.

    En cuanto a los megaplatos de los que hablas hay un par de modelos que se repiten en un buen número de restaurantes. Sinceramente quien los diseña y los emplea, piensa más en al foto que en la comodidad del comensal, no hay manera de colocar los cubiertos. Esto se solucionaría dejándolos caer un par de veces al suelo en cada visita para que los tuviesen que cambiar y llegase a oidos del responsable su escasa funcionalidad.

    "Arroutadas" aparte; he tenido últimamnete una experiencia gastronómica por encima del resto; que por algún motivo estoy deseando darte a conocer. A ver si al finales de mes...

    Saludos.

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