domingo, 2 de enero de 2011

Casa Pendás y su BACALAO CON CALLOS

Comienzo un nuevo año tal y como comencé el pasado; ahí os dejo mi penúltima experiencia en Casa Pendás. Veréis el mismo menú descrito en Capítulo 0 y Pantagruel Supongo.  ¡Que nadie se asuste!, pese a que publique ahora; mi visita y la de estos dos monstruos de los gastroblogs gallegos, no se distanció más de 48 h. 
Anticipo que este 2011 comienza con fuerza en DANINLAND;  escribo este encabezado desde el País Vasco, ya os contaré más... Aprovecho para saludar a los lectores y agradecer vuestra fidelidad.

De ninguna manera podría dejar de compartir esta nueva degustación que disfruté en lo que suelo definir como "una de mis casas". Muy buena atención como siempre; probé un enorme vino al que le tenía echado el ojo desde hacía tiempo, disfruté de una fantástica pitanza en forma de menú degustación, que sobradamente vale los 40 € a los que se vende y dentro de ese menú toqué el cielo con uno de los mejores platos del 2010 (por el título de la entrada habréis adivinado cual).

Vamos con el caldo, antes de los alimentos sólidos; un César Príncipe del 2005 D.O. Cigales, que acompañó los platos de maravilla. Es, sin duda, uno de esos vinos que no me permiten ni un momento de aburrimiento y con una RCP destacable.

El divertimento del menú comenzó con este aperitivo múltiple:
Pan de pasas con ali oli; rico, casero, entretenido.
Cebolla en tempura.
Fritos de San Simón rebozados con corteza de cerdo; mostrando en su sabor, el carácter que el cocinero suele imprimir en su cocina.
Empanadilla de zamburiña; rica masa, rico relleno.






Huevo a baja temperatura con papada de Joselito y espinacas.
Me encanta el huevo en esta preparación, ayudado del calor del recipiente y los demás ingredientes, continuó el disfrute.

Guiso de pulpo; cosa rica que recordará a más de uno, el sabor de los guisos de sus madres, abuelas...
El género se deshacía como la mantequilla en esta preparación que resultó de lo más reconfortante y que es una declaración de intenciones, sobre uno de los caminos que tomará la cocina de Casa Pendás.


Vieira sobre crema de lentejas y foie grass con falso coral. ¿Necesita ser comentado?, creí que sería el mejor plato de la noche y, afortunado yo, me equivoqué.


Arroz con chocos; si veis este plato en carta debéis pedirlo; pedir doble ración e ir directamente a los postres, por que la concentración de sabor que ofrece, es disfrute más que suficiente para todo el apartado salado.

Bacalao con callos; ¡Ay mamá!; procurando no soltar tacos ni expresiones que puedan desagradar, diré que esto es un plato icono de la década y lo demás son tonterías.
Rotundo en sabor, textura, pero al tiempo luciendo finura, recomiendo maridar con una copita cianuro, si se desea morir feliz.

Esta perdiz con setas y orejones pilló a mi estómago en un momento de overbooking, protagonizado por la masiva ingestión de comestibles de la que había disfrutado. De todos modos,  me brinda ocasión de ser un poquito malo; que también es sano.
El punto de la carne me hubiese gustado algo menos pasada; ya se que no es un pichón sangrante, pero con todo y con eso... Debo advertir que cada persona es un mundo y que en esta casa las carnes lucen gran producto, cocinado a un punto perfecto.
Se maridó con un espumoso dulce, no recuerdo cual por eso de hacerme el inteligente y no tomar anotaciones.


Apartado dulce:

La piña estofada con crema de vainilla, hojaldre y sorbete me hizo pensar en que la oferta no mejoraría
(dado el nivelón con el que comenzó), hasta que llegó grácil a mi mesa este impresionante cremoso con miel y boletus confitados al que es imposible hacerle justicia con una foto -mentira, habréis comprobado en Capítulo 0, que si se puede hacer justicia-.


Para acompañar mis dos cafés de rigor...


...nunca me han faltado los detalles en esta gastrocasa.

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